Despedida de Miguel Ángel Russo en La Bombonera: Un emotivo homenaje marcado por el dolor.

Publicado: 11 / 10 /2025

El fútbol argentino se viste de luto tras el fallecimiento de Miguel Ángel Russo, un maestro del balompié que nos dejó a los 69 años, después de ocho largos años de luchar valientemente contra una enfermedad que desgastó su vitalidad. Su legado se remonta a días gloriosos en La Bombonera, donde su cuerpo fue velado, un escenario sagrado para los hinchas que lo veneraban. Este viernes, al mediodía, su cuerpo será trasladado al cementerio de Pilar, donde encontrará la paz que tanto merecía.

Desde tempranas horas de la mañana, miles de hinchas se congregaron en las inmediaciones del estadio Alberto J. Armando, dispuestos a rendir homenaje a Miguelo. En una ceremonia íntima, amigos, familiares y figuras del fútbol se unieron para despedirlo. Destacó la presencia de Juan Román Riquelme, quien llegó visiblemente conmovido por la pérdida de su amigo y socio en la gloria xeneize, acompañado por los directivos del club y colaboradores cercanos.

El velorio se abrió al público cerca de las 11, permitiendo que su fervoroso seguidor se despidiera del hombre que guió a Boca Juniors hasta su último día. A pesar de su deteriorado estado de salud, donde su ayudante Claudio Úbeda tomó las riendas del equipo, la devoción por Russo no se apagó. La reciente internación se debió a una infección urinaria que ocasionó un severo cuadro de deshidratación, pero a su lado siempre estuvieron los médicos de Boca y su familia, conformada por Mónica, su esposa, e hijos Ignacio y Natalia, quienes compartieron sus últimos momentos de vida.

El féretro de Russo reposó en el hall central de la Bombonera, donde se organizó un recorrido para los presentes, mientras que altoparlantes pedían respeto: no fotografías ni grabaciones. En una fila solemne, los fanáticos fueron rodeando el ataúd, dejando ofrecer un último saludo al hombre que dejó una huella imborrable en el fútbol argentino.

El cariño que Russo cosechó durante más de cinco décadas, tanto como jugador como entrenador, atrajo a aficionados de distintos clubes, mostrando el respeto que se había ganado a pulso. Más de 10 mil personas asistieron en el primer día para rendir tributo a la leyenda. Los cánticos coreaban: “muchas gracias, Miguelo, lo que hiciste por Boca no se olvida en la vida”, reflejando una eterna gratitud hacia su figura.

Entre la multitud, hinchas de Estudiantes, donde Russo jugó entre 1975 y 1988 y se coronó campeón, y de San Lorenzo, club donde dirigió en varias etapas, se unieron para rendir homenaje. A destacar, un inesperado hincha de River Plate, que cargaba con una camiseta de Juan Fernando Quintero, expresó: “No se necesita ser de Boca para reconocer a un gran hombre del fútbol”. Se sumó a la despedida con un ramo de flores, señalando la conexión humana tras las rivalidades deportivas.

Los presentes incluyeron a íconos como Cristian “el Kily” González, Raúl Gámez, y los hermanos Barros Schelotto, quienes silenciosos, ofrecieron su respeto en una jornada cargada de emociones, mientras que emociones brotaban de ojos fatigados por el llanto.

La llegada de coronas de flores de diversos clubes, incluida una muy simbólica de River que portaba los colores de Boca, subrayó la universalidad de su impacto en el deporte argentino. Más allá de las rivalidades, se sintió un aire de camaradería, un testimonio palpable de lo que Russo significó para el fútbol.

Cerca de las 13.30, el plantel de San Lorenzo, tras su entrenamiento, no dudó en ofrecer su último adiós al aclamado entrenador, mientras Barracas Central y Rosario Central también se unieron a las despedidas posteriores.

Es importante recordar que Russo había estado lidiando con problemas de salud desde 2018, cuando se le diagnosticó cáncer de próstata, pero continuó su labor con valentía, incluso bajo tratamiento. La lucha contra esta enfermedad lo llevó a situaciones críticas que, lamentablemente, culminaron en su partida. Boca Juniors, por medio de un comunicado, había informado sobre su estado y la incertidumbre que lo rodeaba, hasta que finalmente, nos dejó, convirtiéndose en una leyenda eterna del fútbol argentino.

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