¿Qué aprendemos de la serie sobre el amor, la soledad y la envidia?

Publicado: 20 / 11 /2025

El amor y su inevitable desmoronamiento: el fin de una relación no es solo el cierre de un vínculo, sino la caída de un mundo que fue. Como un rompecabezas desarmado.

Hoy, nos cuesta lidiar con lo incierto y con los fracasos. Creemos que la vida es la fiesta de otros, y a los cuarenta, separarse es un doloroso recorrido del cual no se sale ilesa.

El duelo no es solo por la pareja perdida, sino por la versión de nosotros mismos que dejamos atrás. Las apps de citas y el regreso a un mundo cambiado nos imponen un aprendizaje acelerado.

En Netflix, la tercera temporada de Envidiosa atrapó una sensación actual: la mujer de cuarenta que, aun sintiéndose realizada, sufre por lo que le falta: maternidad y familia. Vicky cree quedarse afuera mientras su reloj biológico resuena.

Aunque hablamos mucho de deconstrucción, el amor romántico sigue presente. Saber que es una fantasía no nos libra de la frustración de construir un vínculo real.

Todxs sufrimos con Vicky: nos encanta a veces y nos desespera otras. Su lucha contra la soledad es un reflejo del miedo contemporáneo.

La OMS informa: la soledad se ha convertido en una epidemia global, ligada a enfermedades y muertes. La falta de vínculos significativos es un riesgo serio.

Decirle a Vicky que sea fuerte no alcanza. El individualismo nos ha hecho daño. ¿Qué otros significados puede tener el amor más allá de la pareja?

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El tráiler de “Envidiosa”, temporada 3

Vicky, en su obsesión, olvida el amor en su sentido más amplio, incluido el amor propio necesario para conservar la dignidad.

Lacan habla del amor como fantasía de unidad con el otro. Esta ilusión convierte al otro en una solución imposible a nuestro vacío.

El psicoanálisis sugiere revisar cómo nos relacionamos con nuestro deseo y la diferencia. El amor es viable solo cuando se respeta la diferencia.

Griselda Siciliani en la piel de Vicky, en la temporada 3 de la serie Envidiosa. Foto: Netflix.
Griselda Siciliani en la piel de Vicky, en la temporada 3 de la serie Envidiosa. Foto: Netflix.

Las transformaciones implican dolor. En terapia, Vicky encuentra silencio: un espacio poco común para empezar a escucharse de verdad.

El amor no es lineal. Cuando el otro aparece, todo se complejiza. La felicidad no está garantizada. La vida tiene fisuras.

La envidia es la emoción que mueve a “Envidiosa”. No es solo querer lo ajeno, es también desear que el otro no lo tenga.

Griselda Siciliani y Esteban Lamothe en la tercera temporada de Envidiosa. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.
Griselda Siciliani y Esteban Lamothe en la tercera temporada de Envidiosa. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.

La envidia es deseo frustrado, pero también es un punto de partida para desear. Nos invita a reconocer lo que nos falta y abrirnos al deseo.

¿Qué hacemos con envidia, falta y soledad? El espacio analítico es un lugar de transformación y libertad, más allá de la debilidad aparente.

El “tóxico” de hoy no siempre es el otro; es hora de hacerse cargo. ¿Qué lugar le damos al deseo y a los vínculos reales?

Envidiosa 3, el gran estreno de noviembre de Netflix. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.
Envidiosa 3, el gran estreno de noviembre de Netflix. Foto: Alina Schrwarcz / Netflix.

El amor es transformación si nos implicamos. No es un trofeo. Maduramos al dejar de buscar ideales y aceptar el reto de la transformación.

Por Alaleh Nejafian. Lic. en Psicología, psicoanalista vincular. Autora de Por amor, Por qué pasamos de soportarlo todo a no soportar nada (V&R Editoras). En Instagram, @alalehnejafian.

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