Adiós a Marianne Faithfull: La inigualable musa de los sesenta que cautivó a los Rolling Stones y dejó una huella imborrable en la historia del rock. A los 78 años, nos deja un legado de pasión y rebeldía.

Publicado: 30 / 01 /2025

En un eco reverberante que resuena en la historia del rock, hoy nos despedimos de una de sus grandes voces: Marianne Faithfull, quien partió de este mundo a los 78 años en Londres. Según el conmovedor comunicado que emitió su familia, “Ha muerto hoy tranquilamente en Londres, en compañía de su familia. La echaremos mucho de menos”. Con su partida, se cierra un capítulo de glamour, tragedia y, sobre todo, pasión que moldeó el panorama musical desde sus inicios hasta la era contemporánea.

Faithfull era la verdadera esencia del rock’n’roll; personificaba la travesía de un movimiento cultural que floreció en el vibrante Swinging London y se adentró en la salvajería del punk neoyorquino. Su trayectoria estuvo marcada por un deslumbrante ascenso y caídas profundas, demostrando ser más que un símbolo: una resiliente fuerza de la naturaleza. Esa voz inconfundible, que en su clásico “As Tears Go By” (1964) navegaba en suaves tonalidades, contrastaba fuertemente con la gravísima y desgarradora interpretación de “Broken English” (1979). Para aquellos nostálgicos del rock melancólico y la poesía musical, su voz siempre será un faro de recuerdos y emociones encontradas.

Nacida un 29 de diciembre de 1946 en el corazón palpitante de Londres, Faithfull era hija de un padre espía y una madre de raíces austrohúngaras, descendiente del famoso barón von Sacher-Masoch, lo cual añade un toque de mística a su ya fascinante biografía. Su vida estuvo marcada por tumultuosos episodios que la llevaron a enfrentar y sobrevivir a sobredosis, pérdidas irreparables, periodos de indigencia, excesos de alcohol, diagnóstico de cáncer y, más recientemente, el embate del coronavirus que la mantuvo tres semanas bajo cuidado médico.

Famosa no solo por su música, su legado se entrelaza con el de la jet set de su época, siendo inseparablemente asociada a Mick Jagger, quien fue su amante y compañero de aventuras durante los convulsos años sesenta. La fragilidad de su figura contrastaba con la pasión arrolladora que mostraba al público, convirtiéndola en un objeto de veneración y deseo. Incluso a los 68 años, Faithfull seguía deslumbrando, posando para una audaz campaña publicitaria de Yves Saint Laurent, un testimonio más de que su espíritu indomable había resistido la prueba del tiempo.

La huella que deja Marianne Faithfull es indeleble. Este es un llamado a celebrar no solo su música, sino también el espíritu de lucha y la complejidad de su existencia, recordando que cada acorde de su vida es parte del tejido sonoro que es el rock argentino y mundial.

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