Análisis de los posibles cambios y las tensiones en la jefatura de Gabinete en Argentina

Muy a su pesar, Javier Milei comienza a darse cuenta de que su anunciado “mejor Gabinete de la historia” no es tal. Hoy, las exigencias de cambios ya no provienen solo de aliados o el famoso Círculo Rojo, sino de sus propios ministros que le advierten: no se puede seguir así. Funcionarios perdidos en internas y rumores de renuncias si no se toman ciertas decisiones dejan a Milei preguntándose: ¿tengo el poder o no?

Las tensiones han crecido, sobre todo con las elecciones cerca y Milei anticipando cambios para los próximos dos años. Durante la semana mantuvo reuniones con funcionarios pidiéndoles tiempo y comprensión hasta el lunes. Anunció decisiones fuertes, aunque sin dar detalles, dejando dudas sobre si las tiene claras.

Un ministro confió tras una reunión en Olivos: “La idea era esperar los resultados electorales y hacer cambios juntos. Las crisis no siempre pueden controlarse solo con voluntad.” Milei ya había elegido a Pablo Quirno como canciller, pero las presiones obligaron a adelantar el anuncio, entre otras razones porque se lleva bien con Karina Milei.

La renuncia de Gerardo Werthein, que se hizo efectiva el miércoles, dejó expuesta la fragilidad del Gobierno, generando una sacudida en la Casa Rosada. Tras participar en la cumbre con Trump en la Casa Blanca, Werthein provocó malestar al dejar el gabinete en medio de negociaciones críticas con Estados Unidos. Solo Guillermo Francos, jefe de Gabinete, elogió su labor.

El conflicto interno es profundo y enfrenta a figuras como Santiago Caputo, asesor cercano al presidente. Caputo, parte del “Triángulo de Hierro,” es visto como un hermano por Milei. Su simple anuncio como potencial miembro del Gabinete desató el caos. Aunque algunos lo veneran, otros ven en él un posible autoritarismo.

Un posible reacomodamiento del Gabinete depende de las elecciones. Milei duda entre cambios profundos que amplíen su base de apoyo y ajustes menores que mantengan el espíritu de La Libertad Avanza.

Solo Javier y su omnipresente hermana Karina saben hacia dónde se dirigirá el Gobierno tras las elecciones, ya sea enfrentando una victoria o un contundente revés. Eventuales derrotas, como la del 7 de septiembre, ya han sacudido al gobierno, enfrentándolo con episodios como el Caso Spagnulo y una economía en vilo.

El oficialismo llega a las urnas sostenido por la ayuda de Donald Trump, que lanzó un salvavidas al gobierno a través del Tesoro. Esta intervención financiera, sin embargo, no es infinita. ¿Hasta cuándo aguantará Estados Unidos interviniendo en el mercado argentino?

El ministro de Economía, Luis Caputo, que antes promovía la compra de dólares, se tranquiliza ahora con un dólar a $1.500. Pero la volatilidad crece tras un aumento del 30% desde abril, complicando aún más al Gobierno que enfrenta pérdidas en el Congreso y rupturas con aliados clave.

En su lucha por mantener alianzas, Milei recurrió a Mauricio Macri para un posible acercamiento. Sin embargo, los lazos políticos tambalean, con Macri criticando la dependencia de Milei hacia su hermana Karina, complicando una coalición prometedora.

A pesar de desencuentros pasados, Macri encuentra en Francos y Caputo aliados potenciales. Pero la inestabilidad reina con constantes ajustes en alianzas legislativas y gubernamentales, con Estados Unidos por detrás, fomentando el diálogo para mantener la gobernabilidad.

Antes de reformar profundamente el Gabinete, que podría afectar a nombres como Patricia Bullrich y otros, Milei debe decidir si Francos sigue al mando. La reciente cumbre en Rosario puso de manifiesto tensiones, donde Milei y Francos prometieron un encuentro decisivo este fin de semana.

Si Francos se apartara, Caputo podría ocupar su lugar, aunque falta la aprobación de Karina, quien ha considerado a Adorni como sustituto. Internamente, los Menem trabajan para evitar que Caputo logre más poder: “Se apoderará de la gestión más aún,” temen algunos.

Milei enfrenta un laberinto que ayudó a construir: Karina, apoyada por los Menem, marca rumbo en Buenos Aires; Caputo es su principal asesor pero choca con los Menem; y Francos, vital para Milei, teme que su gestión siga siendo deshecha. Las alianzas con gobernadores son motivo de discrepancia. Unos promueven una coalición amplia; otros, lealtades extremas.

La convivencia entre Karina, Caputo y Francos es inviable, como es determinante un cambio audaz según figuras como Bullrich y Pettovello, que urgen decisiones antes de un colapso. Detrás, funcionarios sobreviven atrapados en internas y ambiciones desbordantes.

Milei no tiene opción: debe cambiar. Prometió hacerlo desde hoy, cuando las urnas se abran y determine cuánto respaldo o rechazo recibe de los 36.477.204 ciudadanos habilitados para votar.