Camila Giorgi: La tenista italiana, hija de un excombatiente de Malvinas, confirma que sale con Ramiro Marra.

A los 32 años, Camila Giorgi, una de las tenistas más enigmáticas del circuito, ha sacudido el universo del deporte blanco con su repentino anuncio de retiro. Un movimiento inesperado que despierta preguntas sobre las verdaderas razones detrás de esta decisión, que pone de manifiesto la fragilidad de una carrera marcada por triunfos: cuatro títulos WTA, una ganancia acumulada de más de 6.400.000 USD y una clase de juego que llevó a la italiana de raíces argentinas hasta los cuartos de final de Wimbledon en 2018. Hoy se encuentra reconfigurando su vida en Argentina, donde acaba de hacer oficial su romance con Ramiro Marra, legislador de La Libertad Avanza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Durante una reciente sesión de preguntas y respuestas en Instagram, reveló detalles de su historia personal. Su padre, Sergio, es un ex combatiente de las Malvinas que emigró a Italia tras la contienda, donde conoció y se casó con Claudia, madre de Camila. Quizás no sea solo cuestión de amor por la tierra que la vio nacer, sino una reconexión total con sus ancestros, enmarcada ahora por una relación que califica como “amor a primera vista”. En la misma oportunidad, derrochó ternura al afirmar que lo que más ama de Argentina es, precisamente, a su nuevo amor. Como buena hincha de Boca, no eludió mencionar sus comidas preferidas: “la pizza, el mate y el asado”, frente a la opción del sushi o el locro.

Este es un episodio extraordinario, dado que Camila Giorgi ha sido siempre reservada respecto a su vida amorosa. Antes, en octubre pasado, había revelado a través de una entrevista que estaba vinculada con un estadounidense, una relación que pareció diluirse en el horizonte de su nueva felicidad. La ruptura con su pasado no estuvo exenta de controversia; su nombre resonó fuerte en la prensa a raíz de su aparición en la lista de jugadoras retiradas por la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA), provocando una oleada de especulaciones sobre posibles irregularidades administrativas y vínculos con escándalos de dopaje. Sin embargo, las aclaraciones salieron a la luz: “no existe ninguna relación con el dopaje” señalaron los informes, y fue categórico, su adiós al tenis ha sido definitivo: “Nunca, cuando cierro una puerta no la vuelvo a abrir”.

Al margen de su vida sentimental, Giorgi se ha visto envuelta en un torbellino mediático debido a investigaciones en curso sobre presuntas irregularidades sanitarias y fiscales relacionadas con certificados de vacunación falsos de COVID-19 en Italia. El fiscal Gianni Pipeschi, expuso el nombre de Giorgi entre numerosos acusados en este escándalo, lo que generó su firme defensa alegando manipulación de su imagen por las circunstancias. “Estoy vacunada en varios sitios… para mí esta historia se acabó”, remarcó con determinación.

Por si fuera poco, la recientemente despojada tenista se encuentra en un proceso de reacomodamiento total, anclada en las tierras que han alimentado su identidad como persona. “No me muevo más”, afirma, con la certeza de quien se siente en casa. Al hablar de su experiencia y el reencuentro con amigos y familia, sus palabras son un eco del deseo contínuo de pertenencia: “Fue una aventura extraordinaria… Quiero vivir acá”, exclamó, tomando inspiración en la calidez de esta tierra, mientras se aferra a la visión de un futuro despejado, a lado de
su nuevo amor.