Camilleri, el líder de la barra de Gimnasia, apuntó a Iván Tobar como responsable de su situación.
Publicado: 27 / 03 /202526/03/2025 21:07hs.
Cristian “el Volador” Camilleri, comandante de la barra brava de Gimnasia de La Plata, rompió el silencio este miércoles, tras el salvaje choque de facciones que sacudió la ciudad el martes entre su hinchada, La 22, y los barras de Estudiantes, lideradas por Iván Tobar, al que muchos señalan como el cabecilla de Los Leales, los violentos del Pincha.
En una incendiaria entrevista con A24, Camilleri no escatimó en palabras y arremetió contra Tobar, un hombre con fuertes conexiones en el movimiento sindical, ya que pertenece a la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) y aspira a liderar la agrupación Blanca y Azul. Así, la trama del enfrentamiento revela un entramado de intereses que va más allá del fútbol y se adentra en los recovecos del poder político y económico en La Plata.
“El responsable de lo que me ocurrió es este joven Iván Tobar. Es un chico dañino que se ha asentado aquí para hacer cosas malas”, declaró Camilleri, visiblemente afectado. Narró una serie de violentos acontecimientos, incluyendo el ataque de una camioneta cargada de barras que desató el caos en el Hospital San Roque de Gonnet.
“Mandó una camioneta con 60 o 70 personas a un hospital público para romper todo, simplemente porque estábamos allí”, reveló, dejando al descubierto la conexión entre la violencia de las barras y las instituciones que las amparan. Este descontrol parece tener su raíz en la lucha por el control de la UOCRA, que desde la caída del temido Pata Medina ha sido un terreno de disputa violenta.
La historia de Cristian Camilleri es, antes que nada, la de alguien que intenta salir del ciclo de violencia que lo envuelve. En sus palabras, un intento por mostrar que también hay trabajo social, que también se puede ayudar a la comunidad, aunque su primer contacto con el mundo de las barras lo haya llevado a una vida de sombras: “Si miran TikTok, verán las cosas que hago, todo para el prójimo. Hago trabajo social”, se defendió entre sus denuncias contra Tobar, a quien acusó de narcotráfico.
Camilleri aseguró tener bajo su ala un red de 33 barrios donde está comprometido con el empleo, destacando una supuesta vendetta que caracteriza a Tobar como un personaje que usa a la juventud vulnerable como peones en un juego mucho más oscuro: “Este joven se dedica a vender droga. ¿Nosotros vendemos droga? No, al contrario: ayudamos a la gente”, remarcó con vehemencia.
El enfrentamiento del martes dejó un saldo alarmante: seis heridos y un hospital devastado. Se originó en la Plaza San Martín, en medio de un acto político con la participación del intendente Julio Alak y el gobernador Axel Kiciloff, y desembocó en una brutal emboscada que tenía como blanco a Camilleri y su gente. El clima de tensión no cesa; por el contrario, parece intensificarse a medida que las facciones luchan por el dominio territorial en el mundo del fútbol y más allá.
Primero, Los Leales y el Volador se enfrentan en una guerra que apesta a políticos corruptos y criminalidad organizada.
La reciente embestida de Tobar, quien asegura haber sido víctima de una emboscada, se contradice con las acusaciones de la pareja de Camilleri, quien aseguró que el ataque estaba meticulosamente planeado: “Tobar manda a sus jóvenes, a los que les da drogas, a atacar. Todos lo saben, pero los políticos lo protegen”, relató la mujer, dejándole a la vista a la audiencia la putrefacción de un sistema que parece haber olvidado sus verdaderos valores.
Las preguntas son evidentes, ¿hasta dónde llega el poder de un Tobar y cuántos más están involucrados en su red? Y en medio de todo este caos, camina un hombre que repudia la violencia pero no puede escapar de su sombra.
El enfrentamiento entre barras de Gimnasia y de Estudiantes
En el cruce violento del jueves, se reafirmó una lucha que trasciende el ámbito deportivo y se sumerge en el barro de la delincuencia y el poder. ¿Es ese el futuro que queremos para nuestras generaciones? Lo que queda claro es que ya no se trata solo de fútbol…