Celeste Cid cuenta cómo sufre acoso desde los 15 años: “Es el segundo botón antipánico que tengo”
Publicado: 13 / 12 /2024La actriz argentina Celeste Cid ha abierto el telón a una siniestra obra que la persigue desde hace más de dos décadas: un incesante acoso que ha vuelto sombrío el brillo natural de los escenarios, llevándola a emplear un botón antipánico en busca de algo de tranquilidad. “Hoy me genera miedo. No puedo desoír sus amenazas”, confesó con la firmeza que solo otorga la vulnerabilidad hecha pública.
Desde los tiernos 15 años, Cid comenzó a recibir inquietantes regalos de un desconocido en su lugar de trabajo, entre ellos cajas con fotos suyas recortadas de revistas acompañadas de decenas de preservativos usados, además de una imponente colección de cartas. Este inquietante relato resurgió desde las profundidades del tiempo gracias a la ventana virtual de Instagram, donde la actriz acompañó sus palabras con una imagen significativa: un botón antipánico, el segundo en su haber desde que se iniciaron estos hechos.
“El tiempo pasó y las redes sociales volvieron a traer a esta persona”, continuó Cid, revelando cómo su acosador no solo no cesaba de escribirle, sino que traspasaba sus tentáculos hacia familiares, amigos, conocidos y colegas.
La desesperada medida de bloquear las “reiteradas cuentas” del acosador parece haber insuflado más vigor al hostigamiento. “Empezó a cambiar el volumen y cada vez fueron más fuertes el hostigamiento y las amenazas”, lamentó sobre la escalada de esta adversidad.
Este año, el acoso traspasó fronteras cuando el individuo se presentó en la Feria del Libro de Uruguay, escenario donde Cid debía presentar su libro Intimidad (Emecé). “Al estar fuera de la Argentina (en donde tiene una perimetral y no puede acercarse) tuvo la lucidez de sí hacerlo allí, donde la perimetral no tiene alcance“, indicó. En esta ocasión, la intervención policial logró impedir que el hombre irrumpiera durante la presentación.
Bajo la mirada atenta de la abogada Melisa García, Celeste espera que un juez evalúe “la gravedad del comportamiento sistémico que esta persona mantiene por más de 20 años”.
“Hoy, ya me genera miedo. No puedo desoír sus amenazas”, reiteró Cid, y compartió la frustración acumulada al contar una y otra vez aquella historia: relatar una y otra vez este constante tormento ha sido desgarrador.
Vino a su mente una pregunta cargada de lógica y frustración: “¿Por qué termino yo con la sensación de ser la que está ‘encerrada’, con un botón antipánico y un policía en la puerta de mi casa cuidándome de las amenazas? ¿No debería ser al revés?” Preguntó, clamando por la libertad que se le niega, mientras sigue batallando esta dramática narrativa.
En sus últimas palabras, cargadas de una sinceridad que trasciende la pantalla, Cid agradece a las personas que se mantuvieron a su lado, pero deja sembrada una profunda crítica al sistema: “Me queda esta sensación, la de un sistema que con sus leyes y tiempos sigue poniendo a las mujeres en una zona de encierro, y a las personas que necesitan sostén en salud mental: en una zona de abandono“.