Del Potro pasó del llanto a dejar a Argentina en el segundo plano del tenis mundial.
Publicado: 19 / 01 /2025El primero de diciembre ocurrió algo que muchos ya veían venir desde hace años: Juan Martín del Potro, el gigante de Tandil que dejó huella con su potente servicio y derechazos, tuvo que bajar la persiana de su carrera tenística. Aunque joven para el retiro, con solo 36 años, las lesiones no le dieron tregua y decidió despedirse en casa, frente a un Novak Djokovic que hizo todo por consolarlo en ese triste adiós. Aquella noche, el estadio estuvo repleto de hinchas argentinos que lo ovacionaron.
Mientras otros de su generación como Djokovic y Monfils siguen deslumbrando en torneos grandes, Del Potro no tuvo la misma suerte debido a sus batallas constantes con las lesiones. Sin embargo, su legado sigue vivo en la memoria de los argentinos, que lo vieron ganar el US Open y la Copa Davis.
En su emotivo discurso de despedida, Del Potro aseguró que se iba con una sonrisa, agradecido por el cariño y el apoyo recibido durante tantos años. “No estoy triste”, dijo, mientras las lágrimas contaban otra historia. Su retiro marca el fin de una época dorada del tenis argentino.
Con la Legión Argentina ya en el pasado, los actuales tenistas del país, como Diego Schwartzman, aunque talentosos, tienen enfrente un desafío complejo. El tenis argentino ahora está en una etapa de transición, donde las esperanzas están puestas en llegar a la segunda semana de los torneos grandes, un objetivo que hoy se siente más lejano.
El escenario actual es complejo, pero no sin esperanza. Jóvenes como Francisco Cerúndolo, a pesar de ser eliminado por un top ten como Alex De Miñaur en Australia, tienen futuro. Con talento como el suyo, y el de otros como Tomás Etcheverry y Sebastián Báez, la nueva generación promete lucha y dedicación, aunque la cima todavía se vea distante.
En los próximos desafíos, los argentinos tendrán que enfrentar a rivales de peso como Casper Ruud en la Davis, reafirmando una vez más el espíritu batallador que caracteriza al deporte nacional. A remarla desde abajo, como nos enseñaron los más grandes.