El DT que sorprendió a todos y se transformó en el papá de la Scaloneta.
Publicado: 26 / 03 /2025Un futbolista que, según sus propias palabras, había forjado una carrera “bastante digna”. Pekerman boy y campeón en Malasia 1997, mundialista en Alemania 2006 bajo la dirección de José, y un largo periplo por Europa que lo hizo desaparecer del mapa. Amado por los hinchas en La Coruña como figura del Depor, su retiro en 2015 como jugador del Atalanta pasó casi desapercibido. Con pasos previos en la LaLiga, Premier League y Serie A, su vida privada también fue un enigma: contrajo matrimonio con Elisa, una española, y eligió Mallorca como su refugio personal. Su llegada como asistente de Jorge Sampaoli, primero en Sevilla y luego en la Selección Argentina, fue un simple eco en medio de su existencia. Cabe destacar que Lionel Scaloni transitó los primeros 40 años de su trayectoria bajo el velo del anonimato, casi como un espectro en el vasto universo del fútbol.
Pero todo cambió en agosto de 2018, cuando la AFA, tras el naufragio del Mundial de Rusia, desembarcó a Scaloni como interino al mando de una Selección que en una década había devorado a seis entrenadores. El establishment del fútbol argentino, con sus voces autorizadas, no perdonó esa osadía. ¿Scaloni? ¿Quién es Scaloni? ¿Qué ha ganado Scaloni? resonaron los ecos de quienes subestiman la valentía ante la incertidumbre. En respuesta a la decisión de Chiqui Tapia, se institucionalizó al inconfundible César Luis Menotti como director nacional de selecciones, una especie de salvaguarda para el técnico que nadie conocía ni quería.
Sin embargo, en un giro formidable del destino, el Flaco Menotti fue determinante para que esa estancia precaria se convirtiera en un cargo oficial. Desde ese momento, la historia se tornó conocida: con su método de trabajo, su grupo núcleo de apoyo, sus códigos inquebrantables y su humildad, Scaloni moldeó a la Selección Argentina, convirtiéndola en una marca registrada: la célebre Scaloneta. Un equipo que no solo gana, sino que también despierta devoción. Un conjunto que está marcando una época.
Así, como consecuencia de un proceso, Scaloni se erige en casi siete años como el hombre más célebre entre aquellos que anhelan el anonimato. No obstante, parece que esto no es suficiente; los hinchas le reclaman más fervor, pero él se aferra a su estilo. Sus seguidores lo adoran. Los periodistas buscan interpelarlo con provocaciones futboleras, y él se mantiene imperturbable. Cada vez que Argentina juega, el entrenador exhibe una serenidad casi mística antes, durante y después de los partidos. En días recientes, le tiraron la lengua para que respondiera a las provocaciones de Raphinha y, lejos de confrontar, elige la senda del ejemplo. No vacila en decirle a Dibu Martínez que eso de hacer jueguitos para descansar a un rival de rodillas no forma parte de su esencia.
Su liderazgo, pulcro y sin estridencias, ha guiado a la Selección hacia una senda victoriosa. Esta era del triunfo se expande con el tiempo y en el espacio, porque el aura de la Scaloneta se infiltra en los equipos juveniles, manifestando brotes verdes que anticipan un renacer en el equipo mayor. Este recambio, bajo sus directrices, permite concebir que la era post-Messi, inevitablemente cercana, será menos aglutinante de lo que se presuponía. Todo gracias a Scaloni y su forma de ser, todo en honor a aquel aprendiz a quien muchos se atrevían a menospreciar, y que hoy alza la mirada como un ícono inquebrantable del fútbol argentino.