Fito Páez: 62 años de vida y música, celebrados con el cálido abrazo de Fabiana Cantilo y el retrato entrañable de Romina Richi

A la hora en que el tiempo se detiene y sólo resuena la música, el 13 de marzo marca un nuevo ciclo en la vida de un gigante. Fito Páez, uno de los íconos más resplandecientes del rock nacional, sopló 62 velitas, recibió un hermoso homenaje de su musa y compañera de vidas, Fabiana Cantilo. Su mensaje, una fusión de poesía y nostalgia, reverberó en las redes como un eco de su intensa conexión.

La imagen que acompañó sus palabras mostró un cielo en degradé, donde la luz se entrelaza con la memoria de una historia compartida. “Feliz cumple, Hermano del Alma, Domador de tormentas, Hacedor de himnos sagrados”, escribió Cantilo, evocando aquellos días agitados de la Buenos Aires post-dictadura, donde la música surgía como un grito de libertad y esperanza.

En este relato épico, los datos que marcan la jornada son tres: 1) Fito Páez, desde sus inicios en el rock argentino, ha sido un precursor, inmortalizando su legado musical en discos que trascienden generaciones. 2) Fabiana Cantilo, una de las voces más emblemáticas del rock, se destacó por su valentía y autenticidad, convirtiéndose en un faro para las mujeres en la música. 3) La conexión entre ambos, marcada por amores y desamores, se transforma en un paralelogramo de arte y vida, donde la música sigue siendo el hilo conductor de sus historias entrelazadas.

Más allá de este tributo íntimo, el amor y la vida familiar también jugaron un rol importante en esta celebración. Romina Richi, otra de sus exparejas y madre de su hija, se sumó a las conmemoraciones con un recuerdo familiar que resalta la ternura de los lazos. “Feliz cumple papucho del amor @clintbuarque Te amamos con locura”, escribió en sus redes, acompañando un retrato familiar que captura la esencia de lo significativo: la familia sigue unida, incluso tras las tormentas.

Hoy, a los 62 años, Fito Páez no solo es un testigo de su propia historia, sino el artífice de un legado que vivirá eternamente en el alma de cada uno de sus seguidores, y en las notas que siguen sonando en la vasta sinfonía del rock argentino. Esa misma oscuridad que ha terminado convirtiéndose en luz, una historia que jamás se detiene.