“Francisco, el Papa Cuervo: su pasión por el fútbol”

Se apagó la voz de uno de los grandes íconos del siglo XXI: el Papa Francisco falleció a los 88 años. Tras meses batallando contra una devastadora infección respiratoria, el Sumo Pontífice, un ferviente hincha de San Lorenzo, dejó un legado imborrable tanto en la espiritualidad como en el corazón de millones. Su deceso fue anunciado por el cardenal Kevin Ferrell en la capilla de la Domus Santa Marta, ese santuario que se volvió su hogar.

“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro santo padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”, pronunció el cardenal Ferrell, quien evoca con sus palabras la esencia de un hombre que dedicó su vida al servicio de la humanidad.

A horas de la triste noticia, el diario Olé recuerda el indisoluble vínculo entre el Papa y el fútbol, una relación que trasciende culturas y fronteras. Este es un homenaje a un hombre que nunca negó sus pasiones.

Francisco fue mucho más que un Papa; fue el socio número 88.235 del club de sus amores. Desde niño, sus días se entrelazaron con el sueño del Ciclón. Años antes de convertirse en el líder espiritual del mundo, su corazón palpitaba en cada partido del viejo Gasómetro en Avenida La Plata.

Asumió como Papa en 2013, justo un año antes de que su amado San Lorenzo se coronara campeón de la Libertadores. Un momento memorable que lo llevó a recibir en el Vaticano a una delegación del club, donde con orgullo les confesó: “Ser de San Lorenzo es parte de mi identidad cultural“, palabras que resonaron en cada rincón del país.

En 2016, el equipo decidió que su estadio llevara su nombre, una propuesta que Bergoglio aceptó oficialmente en 2024, cuando la actual Comisión Directiva viajó a Italia para rendirle homenaje. En esta visita, le obsequiaron una camiseta retro con la estampa de su ídolo René Pontoni, un fragmento del viejo patio fundacional de San Lorenzo y un pedazo del tablón del Viejo Gasómetro, símbolos tangibles de su amor por el club.

Tan solo cinco meses después de asumir, el Papa tuvo la dicha de recibir a Lionel Messi en el Vaticano. El encuentro se dio antes de un partido homenaje entre la Selección Argentina e Italia, que estaba bajo el mando de Alejandro Sabella. En esa memorable ceremonia, Francisco obsequió un ramo de olivos a Messi y a Gianluigi Buffón, el emblemático arquero italiano, quienes a su vez le regalaron camisetas firmadas, demostrando que la religión y el deporte pueden cruzarse en el mismo jardín del encuentro.

Con humor y calidez, el Papa no pudo evitar bromear: “Ustedes vieron cómo se comportaron los integrantes de la delegación de Italia y cómo lo hicieron los argentinos… unos ordenados y otros desordenados. Bueno, yo soy uno de ellos. Y así, entre risas, dejó claro que su humanidad seguía intacta.

Un año después, el 1 de septiembre de 2014, Diego Maradona hizo su propia visita al Sumo Pontífice. Un encuentro que se dio en el contexto de un partido benéfico por la paz. Fue allí donde el eterno 10 le entregó una camiseta firmada y, tras la reunión, exclamó ante los medios: “El Papa Francisco es más grande que Maradona“, una frase que quedará grabada en la memoria del pueblo argentino.

El Papa Francisco no solo fue un guía espiritual, sino también un gran promotor del deporte, recibiendo en el Vaticano a figuras de la talla de Luciana Aymar, Ronaldinho, Paula Pareto, Franco Cervi y Agustín Marchesín, entre otros. Su receptividad hacia los ídolos deportivos refleja su convicción de que el deporte tiene el poder de unir a la humanidad.