Horarios del paro: ¿A qué hora para cada línea de subte hoy, miércoles 20 de noviembre?
Publicado: 21 / 11 /2024La paralización de los subterráneos en Buenos Aires marca un nuevo capítulo en la lucha sindical de los metrodelegados, quienes han iniciado el paro escalonado desde las 10 de la mañana, afectando inicialmente a las líneas A y B. Esta medida, impulsada por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp) en protesta por las condiciones laborales, evoca la tradición de lucha del movimiento obrero, valiéndose de un cese rotativo para minimizar el impacto en los usuarios. Sin embargo, la pregunta ineludible resuena: ¿cómo impactará esto en el cronograma diario de la ciudad?
El plan de interrupción definido para el uso del subte de hoy se extiende a todas las líneas A, B, C, D, E, H y Premetro, organizándose en tandas de suspensión de dos horas cada una. Los representantes del sindicato aseguran que el paro está calculado para evitar las horas pico, en un esfuerzo por reducir al mínimo las molestias para los viajeros cotidianos, aunque las estaciones ya muestran signos de descontento y confusión.
A minutos del inicio formal de esta parada laboral en la estación Carlos Pellegrini, los trenes se deslizaban regularmente, con intervalos de tres minutos. No obstante, a las 10, la situación cambió abruptamente cuando por altavoces se confirmó la detención en la línea B. Muchos pasajeros, ajenos a la inmediatez del anuncio, se enfrentaron a una realidad diferente en sus trayectos programados para llegar a sus trabajos. Como afirmó Gabriel Ramos, empleado comercial, “Es un caos, pero no tengo otra opción”.
El testimonio de trabajadores como Micaela Carballo, una docente de 31 años, es el reflejo de lo que enfrenta la ciudadanía: “Recién me enteré acá, en Carlos Pellegrini, que la línea B no iba a funcionar hasta las 12… ahora tengo que reorganizarme para tomar la línea D y después un colectivo”. Historias de distintos rostros que se repiten a lo largo de las vías subterráneas de la capital, con la indignación popular a la vista.
Otra viajera, apresurada al subir las escaleras mecánicas, expresaba sus sentimientos. “Tengo una bronca, así voy a llegar tarde al trabajo”, decía a su celular. Su enojo encapsula el de las multitudes, navegando como pueden el servicio reducido. Mientras tanto, los metrodelegados, que justifican sus acciones en la reciente pérdida de un colega, Jorge Navarro, explican este legado de lucha por mejores condiciones en un ambiente perjudicado por el asbesto. La acusación es clara: las condiciones de trabajo desempeñan un papel trágico y tangible en la vida de sus trabajadores.
Uno de los delegados responde a la pregunta inevitable acerca del paro: “Estamos laburando”, contestó mientras una pasajera enardecida increpaba. Esta confrontación en la estación Carlos Pellegrini representa la justa puja entre derechos laborales y las necesidades diarias de los usuarios. La claridad se desvanece en medio del tumulto, mientras los trabajadores y la comunidad buscan equilibrio.
El paro, incitado por la lucha contra los efectos mortales del asbesto en las estaciones subterráneas, sigue su curso. El lamentable fallecimiento de Jorge Navarro impulsa una reacción sindical que denuncia décadas de exposición negligente a materiales prohibidos desde 2003. En respuesta, el consorcio Emova indica que se mantendrán los controles ambientales necesarios y refuerza su compromiso con el plan de descontaminación.
En este entorno complejo y desafiante, la voz de los metrodelegados resuena con insistencia: “Nuevamente, el asbesto mata… Necesitamos que los usuarios sepan que el asbesto instalado es un problema de salud pública. Nos declaramos en estado de alerta y movilización”. Frente al reclamo sindical, la ciudad también se moviliza, buscando respuestas y soluciones viables para un transporte que simboliza el flujo vital de la metrópoli.
Emova, a través de su comunicado, asegura que las mediciones realizadas demuestran que las condiciones de calidad del aire son segura para la operación de sus servicios. Así el debate persiste, intersectando vehemencia sindical y la necesidad imperiosa de un ambiente de trabajo seguro.
Con información de Camila Súnico Ainchil