Lo que estamos viendo es un panorama bastante complicado en Brasil, donde los mercados están sufriendo una caída significativa debido a que las expectativas sobre un nuevo plan de recorte del gasto público no fueron cumplidas. El ministro de Economía, Fernando Haddad, presentó una propuesta que resultó ser bastante decepcionante para los inversores, lo que hizo que tanto la moneda como los índices bursátiles se desplomaran.
El real brasileño cayó a un mínimo histórico frente al dólar, y aunque hubo un intento de recuperación, la preocupación por el déficit presupuestario y el nivel creciente de deuda sigue presente. Sumado a esto, la decisión del presidente Lula de implementar una exención de impuestos para los sectores más pobres provocó dudas sobre su compromiso con la austeridad fiscal.
Los mercados brasileños cerraban la peor semana en meses después de que un tan cacareado plan para recortar el gasto gubernamental estuvo muy por debajo de las expectativas, lo que se sumó a la angustia sobre el presupuesto del país.
El plan, detallado por el ministro de Economía Fernando Haddad el jueves, hizo que la moneda cayera a un mínimo histórico de 6,10 reales por dólar, al igual que las acciones. Las pérdidas se extendieron este viernes cuando los mercados estadounidenses regresaron de un feriado, con el real cayendo hasta 1,7% antes de recuperarse cuando Haddad, junto con los líderes del Congreso, intentaron reafirmar su compromiso con la restricción fiscal.
Incluso con el rebote, la moneda sigue cayendo más de un 3% esta semana, el mayor desplome desde finales de 2022 y la peor en los mercados emergentes. El índice bursátil de referencia del país, Ibovespa, que también recuperó algunas pérdidas el viernes, se dirige a su mayor caída semanal desde marzo de 2023.
Los inversores se han apresurado a deshacerse de los activos de Brasil en medio de la preocupación por los crecientes niveles de deuda del país. Un plan largamente esperado presentado por Haddad para recortar unos 12 mil millones de dólares del gasto público hasta 2026 se consideró insuficiente para estabilizar el déficit presupuestario.
La decisión de Lula de añadir una medida de exención de impuestos para los pobres no hizo más que aumentar las preocupaciones, diluyendo los ahorros del paquete y surgieron un desinterés presidencial por un ajuste real.
“El anuncio del paquete fiscal fue quizás la última oportunidad del gobierno para señalar que está preocupado por la trayectoria de la deuda”, dijo Rafael Oliviera, administrador de fondos de capital de Kinea Investimentos. “Los inversores locales están tirando la toalla”.
Desconfianza
La creciente desconfianza en el compromiso fiscal del gobierno ha afectado las expectativas de inflación, empujando al banco central a subir las tasas de interés justo cuando la Reserva Federal flexibiliza la política monetaria. Han surgido tasas de swap, y los mercados están descontando un aumento de 92 puntos básicos en la tasa de referencia Selic en diciembre y otros 90 puntos en enero.
“El mercado brasileño es muy sensible a los titulares fiscales negativos y seguirá aplicando una prima de riesgo más alta en ausencia de cambios estructurales integrales en el gasto fiscal”, dijo Katrina Butt, economista senior de AllianceBernstein en Nueva York. “La pregunta ahora es cómo incorporará el banco central esta nueva información”.
Gabriel Galipolo, quien asumirá el cargo de gobernador del banco central el próximo año, dijo el jueves por la noche que la autoridad monetaria está preocupada por las expectativas inflacionarias no ancladas y que Brasil podría necesitar tasas más altas por más tiempo. Mantuvo el mismo tono el viernes y dijo que Brasil podría elevar las tasas para anclar las expectativas.
El jueves, JPMorgan proyectó que la tasa Selic alcanzará el 14,25% al final del ciclo de ajuste, frente a una previsión anterior del 13%. Los costos de financiación se sitúan actualmente en el 11,25%.
La caída de los mercados brasileños también se produce en medio de un amplio derrumbe de los activos emergentes tras la elección de Donald Trump en Estados Unidos en anticipación de tasas globales más altas y un dólar más fuerte.
Pero destaca la liquidación de activos locales: el real ha perdido 19% este año, el peor desempeño entre las monedas en desarrollo. El índice bursátil Ibovespa ha perdido cerca de 7% durante el mismo período, también por detrás de las acciones de los mercados emergentes y de la mayoría de los índices de referencia globales.
“La señal del gobierno fue clara: la agenda política es más importante que la agenda fiscal”, protesto Marcos de Marchi, economista jefe de Oriz Partners. “Se perdió una gran oportunidad”.
Fuente: Bloomberg y redacción Clarín
En este entorno, la sensación general es de desconfianza, y tanto los inversores como los economistas están alertas al rumbo fiscal que tome el gobierno brasileño. Este desafío es un recordatorio de la complicada relación entre política y economía, y de cómo las decisiones pueden tener impactos profundos en la percepción de estabilidad y crecimiento de un país.