Indignación por los fuertes recortes en la lista de medicamentos del PAMI.

En medio de una creciente preocupación social, se ha levantado la voz contra los recientes ajustes que impactan sobre el vademécum de PAMI, el cual asegura la cobertura de ciertos medicamentos para nuestros queridos jubilados. La reducción es significativa: un tercio de los medicamentos que antes eran gratuitos fueron eliminados, y es urgente que se reincorporen.

Nos encontramos ante una situación alarmante que comenzó en junio con la eliminación de 11 moléculas farmacológicas del listado cubierto por PAMI, suma que se incrementó en agosto con la remoción de otras 44, dejando un total de 109 moléculas actualmente cubiertas. Este cambio dramático se traduce en que los jubilados tienen acceso ahora a 2.000 productos en lugar de los casi 3.000 disponibles anteriormente.

Además, la normativa ha reducido la cantidad de medicamentos que los jubilados pueden recibir sin costo, de seis a cinco cajas al mes. A esto se suma un decreto presidencial que permite la venta libre de ciertos medicamentos, afectando severamente su cobertura por parte de obras sociales y prepagas.

Desde Cilfa, la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos, han manifestado que PAMI está eliminando la cobertura al 100% para muchos medicamentos usados en situaciones agudas, que ahora cuentan con descuentos menores del 50%, 60%, o 80%.

El impacto de estas decisiones no es menor: de los casi ocho millones de jubilados y pensionados, 60% cobra el haber mínimo, haciendo que este recorte signifique imposibilidades reales de acceso para muchos, especialmente en medicamentos necesarios para enfermedades crónicas, como bien lo subraya Frugoni.

Por eso, es insostenible pedirle a un enfermo que reduzca o interrumpa su tratamiento; estas medidas fuerzan a nuestros mayores a tener que elegir entre su salud, su comida o sus servicios. Lo que realmente está en juego aquí es la dignidad y el bienestar de aquellos que merecen un trato digno y respetuoso por parte del gobierno.

Es crucial que se revise esta política para evitar que nuestros adultos mayores continúen con un dilema tan cruel entre su salud y otras necesidades básicas. Estos recortes son un claro ejemplo de insensibilidad hacia quienes han dado tanto al país y necesitan ahora ser cuidados por él.