La partida del Papa: ¿Por qué Francisco nunca volvió a Argentina en sus 12 años de papado y qué revela sobre su complicada conexión con la tierra que lo vio nacer?
Publicado: 21 / 04 /2025Fuente de la imagen, AFP
- Autor, Veronica Smink
- Título del autor, BBC News Mundo, Argentina
Cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, salió de su ciudad natal para participar del cónclave que decidiría el futuro de la Iglesia ante la renuncia de Benedicto XVI, jamás imaginó que ese sería el último adiós a su patria.
A los 76 años, y sin ser uno de los favoritos, Bergoglio no aparentaba ser el candidato ideal para el papado. Su ausencia en el país ha permanecido como una sombra en el corazón argentino.
“Se lo veía melancólico al partir, preparándose para un retiro que no llegó a concretarse”, cuenta Guillermo Marcó, un sacerdote con la memoria fresca de aquellos días, al diario Clarín. Sin embargo, su elección sorprendió al mundo.
El papado de Francisco se extendió por doce años, un tiempo en el que el pontífice mantuvo un hilo de conexión con su país, pero que nunca visitó. Los argentinos, la nación que lo vio nacer, esperaron en vano su regreso.
Gustavo Vera, amigo y activista social, expresa la inquietud del Papa por un retorno que nunca llegó. “Él pensaba que su papado serían solo cuatro años, quizás por su edad o por riesgos a su salud.” Y destaca que intercambiaron cartas durante su pontificado, en las que Francisco seguía la actualidad argentina con un interés palpable.
Datos Relevantes:
- 1. Relación Complicada: La conexión de Francisco con Argentina ha sido compleja, marcada por sueños de retorno nunca cumplidos en un país dividido.
- 2. Caída de Apoyo: La aceptación del Papa en su tierra natal ha caído drásticamente; del 91% en 2013 al 64% en 2024, revelando un desapego emotivo creciente.
- 3. Una Grieta Divisiva: La política interna ha complicado su figura, atrayendo tanto fervientes apoyos como críticas ferozes, acentuando la grieta que divide al país.
Si Bergoglio se imaginaba un papado breve, el tiempo lo sorprendió. Francisco visitó varios países, pero Argentina fue un ausente en su itinerario papal. Su decisión de no regresar se ubica en un contexto sombrío y delicado: una nación polarizada, donde su figura se convirtió en un símbolo, tanto de esperanza como de decepción.
La imagen favorable del Papa en su país se transformó con el tiempo. Lo que en 2013 deslumbraba, hoy es motivo de discordia. Francisco, quien se dirigía a todos con un cariño accesible, se encontró atrapado en la grieta política argentina, marcada por inimaginables desafíos económicos y sociales que han recrudecido en su ausencia.
La nación esperaba su regreso tras las vicisitudes de años difíciles. Sin embargo, cada intento de acercamiento fue elusivo, un rechazo a cualquier uso político de su figura. “Iré cuando sienta que puedo ayudar a la unión nacional”, afirmó en ocasiones.
El enigma de su ausencia continúa resonando como una balada melancólica entre sus paisanos. Mientras se agita la controversia sobre su papel durante la dictadura militar y sus relaciones con figuras políticas, su legado se dibuja entre luces y sombras. Francisco, el hijo pródigo sin retorno, es un estruendo en el alma de Argentina, una nación que se divide entre la nostalgia y la crítica desmesurada.