Riquelme despide a Gago: el DT se va de Boca

En una decisión sorpresiva, Juan Román Riquelme echó a Gago y el entrenador ya se despidió del plantel de Boca.

Así es el mundo de Boca, un universo donde la lógica se desdibuja en cada esquina y los héroes a veces se convierten en villanos. Al menos, ese es el destino de Fernando Gago. Su ciclo parecía interminable después de una derrota desgarradora ante River, pero el viento ha cambiado, y su sucesor ya se asoma tras la cortina de la incertidumbre.

El tren de la decisión ya ha partido. Este martes marca un hito decisivo para Pintita, cuya continuidad parece depender de un hilo tan frágil como los caprichos del fútbol. El rostro del Xeneize es un reflejo de la desesperanza; el título del campeonato apenas dura unos días, porque la sombra del Superclásico se cierne ominosamente. Como anticipaba Olé, la situación se torna insostenible y Gago podría no dirigir contra Tigre.

La figura de Juan Román Riquelme, ícono y estratega detrás de la escena, se desliza silenciosa y fulminante. Él, que no estuvo en el Monumental, ha estallado de rabia ante el rendimiento de su equipo. Las palabras de la conferencia post partido fueron la última estocada. Antes de que los jugadores volvieran al trabajo, Riquelme decidió: afuera Gago.

Entre el domingo y este martes ocurrió más de lo que parece; los ecos de una gestión titubearon. Boca, con un día de descanso, dejó a los directivos con la sensación de que las decisiones tardan en llegar y que la calma es solo un espejismo. Los reiterados errores tácticos y una plantilla repleta de lesiones han hecho que los murmullos en Ezeiza se intensifiquen; “¿Quién les asegura que pueden avanzar en el torneo?”, se preguntan los directivos.

Ya casi amanecía cuando Mauricio Serna, parte del Consejo de Fútbol, salió a dar la cara. Con tono grave y una frialdad que contrastaba con la pasión que despierta Boca, sentenció: “Hemos decidido que Fernando Gago ya no es nuestro entrenador. Agradecemos su esfuerzo, pero este ciclo ha terminado.” La claridad de Serna fue sobrecogedora; una historia que se cerró con un simple comunicado.

La brújula apunta a decisiones rápidas. El futuro inmediato sugiere que Mariano Herrón tomará la dirección ante Tigre, pero la mesa está servida para que lleguen nuevos entrenadores. Dos nombres resuenan en el aire: el experimentado Gustavo Quinteros, un argentino que ha dejado huellas en selecciones y en Vélez, y el añorado Cristian ‘Kily’ González. Sin embargo, el primero se posiciona como el más viable, su experiencia encaja con un Boca que enfrenta desafíos mayúsculos.

El destino de Boca dibuja un panorama inquietante. Los días por venir no solo definen el futuro de un club, sino que también reviven recuerdos de luchas pasadas y esperanzas perdidas. Cada jornada, cada hora, es un suspiro que puede cambiar el rumbo de esta historia. Una historia que recién empieza, pero que recuerda tanto a lo que ya hemos vivido.