Su pasión por San Lorenzo, los momentos con Maradona y Messi, y por qué se perdió la final del Mundial 2022

Publicado: 21 / 04 /2025

La partida del Papa Francisco, un ícono mundial, se produjo este lunes a las 7.35 en su residencia de la Casa Santa Marta, dejando tras de sí una huella indeleble en el corazón de millones. Más allá de las vestimentas papales y el protocolo vaticano, Jorge Bergoglio nunca ocultó su amor ardiente por el fútbol, en particular por su querido San Lorenzo. Desde sus primeras memorias de infancia en el barrio de Flores, donde cada partido era un ritual sagrado, hasta su نشست en el Vaticano, el Papa vivió el fútbol como un fervor religioso.

“Recuerdo, en particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo. La alegría de ser niño en esas tardes de fútbol es algo que llevo en el alma,” confesaba el pontífice, evocando los días de gloria de su infancia.

El legendario equipo del 46, con estrellas como Armando Farro, René Pontoni y Rinaldo Martino, cimentó no solo una idolatría, sino un amor inquebrantable por San Lorenzo. A lo largo de su vida, Bergoglio ejerció como un ferviente seguidor, celebrando cada victoria desde la capilla del club hasta los confines del Vaticano, rompiendo protocolos en su entusiasmo por el club que amaba. Su carnet número 88.235 del Club Atlético San Lorenzo es un símbolo de su compromiso con sus raíces.

El papa Francisco contento con una camiseta de San Lorenzo que le regalaron en la Plaza San Pedro. (Fuente: ANSA)
El papa Francisco contento con una camiseta de San Lorenzo que le regalaron en la Plaza San Pedro. (Fuente: ANSA)
Carné de socio de San Lorenzo de Almagro perteneciente al Papa Francisco.
Carné de socio de San Lorenzo de Almagro perteneciente al Papa Francisco.

El Papa no solo vivió su amor por el fútbol en su niñez, sino que también tuvo el privilegio de conocer a los más grandes del deporte: Diego Maradona y Lionel Messi. En una célebre entrevista, ante la infaltable pregunta sobre quién era el mejor futbolista de la historia, el Papa incluyó a ambos, a lo que añadió con un guiño: “También incluyo a un tercero, Pelé.” Incursionando en una lucha de egos, el Papa siempre mostró un amor incondicional por el deporte que une a millones.

Entre anécdotas, Francisco recordaba con cariño cómo conoció a Pelé: “Era un hombre de un corazón grandísimo. Hablé con él en un avión en Buenos Aires; su humanidad era desbordante.” Las mesas vaticanas siempre tuvieron algo de bullicio, unidas por el hilo conductor del fútbol.

San Lorenzo y la Copa Libertadores, dos orgullos de la vitrina que el papa Francisco tenía en el Vaticano. Foto Víctor Sokolowicz
San Lorenzo y la Copa Libertadores, dos orgullos de la vitrina que el papa Francisco tenía en el Vaticano. Foto Víctor Sokolowicz

Una curiosidad del destino: Francisco no vio la coronación de nuestra Selección en el Mundial de Qatar. Reflexionando sobre ello, compartió su experiencia:

“No vi la final. Estaba reunido con seis pilotos de Alitalia. Cuando volví, me dijeron que íbamos ganando. Eso me llevó a reflexionar sobre nuestra idiosincrasia argentina. A veces empezamos con entusiasmo pero nos falta terminar las cosas.” Un análisis profundo de la cultura que nos envuelve, que él mismo también encarnaba en sus momentos de soledad.

En Septiembre de 2014, el evento Scholas Ocurrentes, impulsado por el Papa, congregó a leyendas del fútbol argentino e italiano, buscando unir comunidades. Aquella vez, Maradona fue el primero en poner un pie en la historia, entregando su camiseta al Papa con un simbolismo que iba más allá del deporte: la unión.

Diego Maradona entrega una camiseta del seleccionado argentino al papa Francisco durante un encuentro en el Vaticano.
Diego Maradona entrega una camiseta del seleccionado argentino al papa Francisco durante un encuentro en el Vaticano.

Maradona, en un acto de sincera emoción, confesó que había encontrado en el Papa un faro en la oscuridad de su vida. “Me hizo sentir como un argentino bueno, y eso me da mucho placer, que un compatriota esté haciendo tan bien las cosas como ser Papa en el Vaticano.

En su discurso a las leyendas futbolísticas presentes, Francisco enfatizó la importancia del deporte como un camino hacia la paz: “Espero que este partido contribuya a una coexistencia pacífica entre todos los pueblos.” Un llamado a la solidaridad en tiempos donde la brecha social se siente más que nunca.

Pocos días después, Maradona volvería a disfrutar del privilegio de una audiencia privada con el Papa, un momento que significó mucho para ambos.

Con el deterioro de la salud de Diego, el Papa no lo olvidó y le envió mensajes de ánimo hasta su despedida en noviembre de 2020, cuando recordó: “recé por él y su familia”.

Semanas más tarde, se refirió a Maradona como “un poeta en la cancha, un gran campeón que alegró a millones”. El fútbol no solo une a personas; también teje historias de vida, esperanza y redención.

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El Papa Francisco, un futbolero de ley.

Recordando la mística de México ’86, cuando el ángel de la Guardía, Maradona, llevó a su selección a la gloria, el Papa compartió una experiencia personal:

“Estaba solo en Fráncfort, estudiando, sin con quién celebrar la victoria. Esa soledad se transformó en un recuerdo imborrable.” Un retrato de la subjetividad del éxito, donde cada triunfo es dulcemente amargado por la ausencia de compañía.

Con Lionel Messi, su vínculo también tiene sus raíces en el honor, en una previa amistosa donde el capitán llevó el amor de la hinchada a la Santa Sede, en un gesto de respeto y admiración al que Bergoglio respondió con calidez.

El Papa recibe de manos del capitán de la selección argentina, Lionel Messi, un olivo de la paz en el marco de torneos futbolísticos impulsados por el Vaticano.
El Papa recibe de manos del capitán de la selección argentina, Lionel Messi, un olivo de la paz en el marco de torneos futbolísticos impulsados por el Vaticano.

El encuentro fue simbólico: el Papa recibió una bandeja de plata y varias ofrendas de amor futbolero. Francisco animó a la selección: “Son modelos para la sociedad; pido lealtad y solidaridad.” Su voz resonaba como un eco de su propia historia: el fútbol es un clásico donde la paz se juega en cada pase.

Antes de despedirse, un guiño a Messi: “Un gran chico, siempre humilde.” En su vida, el fútbol era mucho más que un juego; era el reflejo de su tierra, un espejo donde la fe, el sacrificio y la pasión convergen. Francisco encontró en Messi no solo un jugador, sino a un hermano, un compañero en la lucha por un mundo más justo.

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