The Cult: Cuarenta Años de Pasión Musical que Estallan en Obras

Publicado: 05 / 03 /2025

En una noche de rock y tributo, el nostálgico ambiente que se vivió el sábado en el estadio Obras fue electrizante. Durante el bis, un hombre de edad avanzada, que evocaba la figura mítica de David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, se acercó al escenario con una pancarta en mano, oscilando entre la timidez y la admiración. Su destinatario: Ian Astbury, el carismático frontman de The Cult, que recibió el mensaje –aunque imposible de leer– con una sonrisa pícara. Pero el telón de esta velada estaba cargado de emociones, ya que la pancarta tenía un sentido aún más profundo: se trataba de un tributo a David Johansen, líder de la icónica banda New York Dolls, quien falleció horas antes del concierto. Un homenaje que tomó forma en la camiseta de Astbury, adornada con las letras “L.U.V”, alusivas a uno de los grandes himnos de Johansen y sus muchachos.

La conexión entre Astbury y Johansen es más que simple admiración; se remonta a los días de su juventud en Canadá, donde las melodías glam rock de los Dolls infundieron el espíritu de un nuevo amanecer en el punk y el rock alternativo. Con cada acorde, se notó el eco de esa influencia y el vínculo emocional que sostiene al venerado grupo neoyorquino en su corazón. Astbury, un artista que bebe de las fuentes más profundas de la música, en sus propias palabras, reconoció el impacto que tuvo New York Dolls en su vida: “Escuchaba a los New York Dolls y veía en televisión Soul Train. Ésa fue mi educación”, confesó en una entrevista.

The Cult no dejó nunca de ser una de las bandas más influentes del rock post-punk, y su reciente presentación en Buenos Aires, aunque marcada por el paso del tiempo, fue un claro reflejo de su dedicación y virtuosismo artesanal sobre el escenario. A pesar de los ecos de críticas que murmuraron entre el público, lo cierto es que el cuarteto ofreció un espectáculo que hizo vibrar el estadio. La noche, que frescamente comenzó con “In the Clouds”, y entonaciones más efervescentes como “Rise”, recalca la efectividad de un repertorio que, aunque centrado en el pasado, torcía el presente hacia un futuro incierto y emocionante.

Algunos datos relevantes de esta memorable noche incluyen:

  • David Johansen, la cara central de los New York Dolls, es considerado uno de los pioneros del glam rock y ha sido una gran influencia en la estética y el sonido de generaciones posteriores de rockeros, incluyendo a figuras como Ian Astbury y su banda, The Cult.
  • Astbury no sólo ha rendido homenaje a Johansen sino que ha admitido que su visión artística ha sido moldeada por íconos del rock como David Bowie y bandas como The Clash y Bauhaus, dejando en claro su credo en la diversidad musical.
  • La actuación de Charlie Jones, nuevo bajista del grupo, que viene del linaje de guitarristas como Robert Plant, abre un nuevo capítulo para The Cult, manteniendo la esencia del sonido crudo que los caracteriza mientras construye un futuro vibrante y audaz.

Con una audiencia ávida que estalló en olas de energía, Astbury y su banda rozaron los límites del espectáculo, interactuando como verdaderos pequeños dioses del rock. En una de sus intervenciones más memorables, en un guiño a los hinchas de su querido fútbol argentino, clamó ante la multitud: “Campeones”, cada vez más animados con el canto de “Olé, olé”. El calor del público fue palpable, y Astbury, a sus 62 años, lució como un performer joven y audaz, moviéndose por el escenario con la energía y la furia de un rockero que ha visto el paso del tiempo, pero que jamás ha dejado de sentir la pasión por la música.

Astbury sorprendió al signo cuando se puso la remera de Johansen, lanzándose a un tridente de éxitos que reafirmaron su estatus como leyenda del rock. En el cierre de la noche, temas como “Brother Wolf, Sister Moon” y “Love Removal Machine” reafirman no solo su legado, sino la promesa de que el rock sigue vivo y vibrante en cada rincón del mundo.

Source link