The Smashing Pumpkins: Una Noche Mágica donde la Banda Despliega su Riqueza Musical

Publicado: 06 / 11 /2024

En el vibrante escenario del Movistar Arena, The Smashing Pumpkins se plantó como una leyenda del rock alternativo en su cuarta visita a Argentina, ofreciendo un espectáculo de dos horas que hizo temblar los cimientos del recinto. Bajo la batuta de Billy Corgan, la emblemática banda de Chicago reafirmó su lugar en el Olimpo del rock mientras navegaba por su rica historia, desde sus días de gloria a inicios de los 90 hasta su relevancia actual. Esta noche fue una celebración del legado, pero también una declaración de intenciones: el presente tiene tanto peso como el pasado.

La alineación de 2024 brilla con el regreso de tres de los cuatro miembros fundadores: Corgan, el guitarrista James Iha, que regresó en 2018 tras casi dos décadas fuera del grupo, y el baterista Jimmy Chamberlin, quien trae consigo su indiscutible virtuosismo. La química entre este trío fue palpable desde el primer acorde de “The Everlasting Gaze”, mientras se enfrentaban a un audio que precisaba ajustes. Afortunadamente, los virtuosos riffs de los guitarristas, incluyendo a la nueva incorporación Kiki Wong desde abril de este año, pronto deslumbraron al público, convirtiendo cada nota en una explosión sonora.

La guitarrista Kiki Wong, frescura y talento en el palcoSantiago Filipuzzi

Con un repertorio que abarca 35 años y 13 discos, The Smashing Pumpkins no tuvo reparos en rendir homenaje a otros íconos del rock. El tercer tema de la noche, un cover de “Zoo Station” de U2, cobró nueva vida con una energía pura y cruda, destacando un deseo de Corgan: un balance entre la masividad y la vanguardia. “Today”, el inconfundible himno de Siamese Dream (1993), regresó al escenario como una reivindicación del pasado, mientras “That Which Animates the Spirit”, del ambicioso Atum: A Rock Opera in Three Acts (2023), reafirmó que los Pumpkins siguen relevantes.

Sin necesidad de grandes artificios, el espectáculo se mantuvo cautivador. “Tonight, Tonight”, una obra maestra orquestal de Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995), resonó en el aire como un himno universal que conectó a todos los presentes. A medida que la noche avanzaba, la versatilidad de Corgan brilló en “Disarm”, una pieza acústica conmovedora donde tomó su guitarra para interpretar “Landslide” de Fleetwood Mac y “Shine on, Harvest Moon”, confeccionando un improvisado blues rural que enriqueció la experiencia.

El ambiente íntimo durante la interpretación de “Disarm”Santiago Filipuzzi

En el clímax de la noche, “Bullet with Butterfly Wings” estalló en un estruendo emocional, mientras la energía de Chamberlin llevaban al público a nuevas alturas. La velada continuó con una mezcla de nostalgia y descubrimientos, con “1979” y la poderosa “Jellybelly”, piezas que conectaron al público con su historia musical. Además, se añadió a la lista un nuevo tema, “Gossamer”, con una duración impredecible pero atrapante, mostrando la capacidad de la banda para reinventarse.

Finalmente, con una nota de reverencia hacia la tradición rockera, fragmentos de “Iron Man” de Black Sabbath y “Thunderstruck” de AC/DC resonaron, mientras la banda celebraba a sus influencias. En un cierre que fue una clara declaración de intenciones, Corgan se aventuró a rendir homenaje a otros titanes como Led Zeppelin y Nirvana antes de decidirse por su propio “Zero”. Así, The Smashing Pumpkins culminó una noche que no solo recuperó su historia, sino que también reafirmó su lugar en el presente del rock.

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