Leclerc se animó a hablar del dulce de leche y sueña con llevar su marca de helados a Argentina. ¡Un amigo más que quiere disfrutar de nuestros sabores!

En la antesala del Gran Premio de Bélgica, Charles Leclerc se detuvo a reflexionar sobre su carrera. A bordo de su monoplaza Ferrari, con la velocidad en la piel, ahora se sumerge en un proyecto enteramente diferente: Lec, su propia marca de helados. Consolidada con éxito en el mercado europeo, su ambición es conquistar el mundo. Al ser preguntado sobre su incursión en el paladar argentino, Leclerc dejó una puerta abierta y hasta se atrevió a mencionar un sabor emblemático de la patria de Borges y Gardel.

Juan Fossaroli, periodista de ESPN presente en Francorchamps, no perdió la oportunidad de indagar sobre esta nueva faceta del piloto. El monegasco, siempre carismático, se lanzó a responder en español: “Necesitamos un poco de tiempo. Antes, necesitamos desarrollarnos en Europa. De a poquito, como hablo este idioma”.

En un país donde el dulce de leche es religión, la pregunta era inevitable. Leclerc, sin dudar, respondió con una sonrisa: “Sí, claro. No lo tengo para hoy… pero en el futuro, ¿por qué no?”. La cultura y la gastronomía no son ajenas a un piloto que entiende que cada sabor puede ser una aventura.

El logo de Ferrari es uno de los más emblemáticos del globo. Evoca la velocidad, la competencia y el lujo. En Italia, donde la moda no es solo tendencia sino una forma de vida, la firma decidió expandirse hacia una línea de ropa urbana. Una elección que revela el espíritu innovador de Leclerc.

Con el glamour de Mónaco como telón de fondo, Rocco Iannone, director creativo de la etiqueta, vio en Leclerc una oportunidad dorada. No dudó en ofrecerle una colaboración. El piloto no solo aceptó, sino que se transformó en modelo para presentar una colección que incluye desde suéteres hasta camisas elegantes. Con precios que oscilan entre 270 y 2.100 euros, cada prenda lleva consigo la esencia de un ícono del automovilismo.