El Eco del Silencio: Argentina Renueva la Búsqueda de Justicia para un Adolescente Desaparecido Durante 41 Años, en un Jardín de Secretos

Publicado: 11 / 08 /2025

El 26 de julio de 1984, a las 14:00 horas, un joven de tan solo 16 años, llamado Diego Fernández Lima, se despidió de su madre con una mandarina en la mano. “Voy a lo de un amigo y después al colegio”, le dijo antes de salir de su hogar en Belgrano, Buenos Aires. Su hermano menor, Javier, aún lo recuerda con angustia 41 años después. Desde ese día, su familia no volvió a ver a Diego. La desesperación se apoderó de sus padres, quienes comenzaron a buscarlo incansablemente: consultaron con vecinos, profesores y compañeros del colegio técnico donde estudiaba, así como del club Excursionistas, donde jugaba al fútbol. Después de dos días sin noticias, acudieron a la comisaría a reportar su desaparición, pero fueron desestimados; les respondieron que probablemente se había fugado con una novia y regresaría pronto. Pero eso nunca ocurrió.

Esta semana, tras cuatro décadas de incertidumbre, la familia recibió la respuesta que tanto había esperado. Un análisis genético confirmó que los restos óseos encontrados en mayo en el jardín de la casa de uno de los compañeros de Diego, Cristian Graf, pertenecen a él. La Fiscalía ahora investiga un presunto homicidio que debe esclarecer quién, cómo y por qué.

Restos en el jardín de Cerati

El caso fue revelado por casualidad. Durante obras en un terreno en el barrio de Coghlan, los albañiles hallaron huesos y dieron aviso a la policía. Una primera pericia confirmó que se trataba de restos humanos, y la noticia comenzó a circular rápidamente debido a un detalle impactante: en esa casa había vivido Gustavo Cerati, líder de Soda Stereo, uno de los más grandes íconos del rock argentino.

La Fiscalía abrió una causa y convocó al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes lograron extraer más evidencia y determinar que la fosa no estaba en la casa de Cerati sino en el terreno vecino, propiedad de los Graf. La profundidad de la fosa, a apenas medio metro, no podía esconder nada.


Lugar en la vivienda de los Graf donde fueron hallados los restos óseos.

Según Mariella Fumagalli, directora del EAAF, los objetos encontrados junto a los restos, como un reloj Casio con calculadora y fragmentos de un uniforme escolar, ayudaron a acotar el marco temporal del caso y a descartar cualquier relación con las víctimas de la dictadura argentina. Estos hallazgos apuntan a la desaparición de un joven de clase media.

“Los huesos hablan”, afirma Fumagalli, quienes lograron establecer que se trataba de un hombre de entre 16 y 19 años, con una altura de 1,72 metros. Las lesiones en su esqueleto apoyan la teoría de un homicidio, con marcas de objetos cortopunzantes en las costillas y marcas de un posible intento de desmembramiento.

El EAAF tomó muestras de ADN y comenzó una ardua búsqueda por familias de adolescentes desaparecidos hace décadas. Sin embargo, la ausencia de un expediente formal complicaba la identificación. La justicia había clasificado la desaparición como una “fuga” y el caso permanecía cerrado. El padre de Diego murió trágicamente buscando a su hijo y la madre mantuvo la esperanza viva incluso conservando su habitación intacta.

“¿Y si se trata de Diego?”

La clave llegó gracias a un sobrino de Diego, quien comparó los detalles de los hallazgos y pensó: “¿Y si se trata de Diego?” El análisis de ADN confirmó esta teoría, entre lágrimas de apertura y tristeza.

La causa ahora está a cargo del fiscal Martín López Perrando, quien ya tiene testimonios de antiguos compañeros de Fernández Lima. Ellos recordarán al joven apodado “El Gaita” y sus pasiones.

Cristian Graf, en la mira

El principal sospechoso del caso es Cristian Graf, ahora de 58 años, un compañero de escuela que tenía un interés compartido con Diego por las motos. Aunque no tenían una amistad cercana, su conexión era innegable. El cuerpo de Diego fue hallado en el terreno del hogar de Graf, quien, aunque no reside allí, su familia aún vive en la propiedad. Los investigadores son claros: Diego probablemente llegó por su voluntad, ¿qué sucedió a partir de ahí?

Las teorías de Graf sobre la identidad de los restos se desmoronan, y el tiempo juega en su contra. Si se confirma el homicidio, el crimen habría prescripto, dejando a la familia Fernández Lima con el dolor de un vacío de justicia. “41 años de nada”, lamentó Javier en un emotivo reportaje. La familia sigue adelante con la esperanza de que, aunque sea tarde, la verdad emergirá.

“Era bueno, jugaba en Excursio, iba al colegio, tenía amigos”, recuerda su hermano, quien sigue buscando respuestas y anhelando poder despedir a Diego como se merece.

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