Un ex Boca muestra un tatuaje especial en los octavos de la Libertadores

Una melodía resuena en mi mente: “Siempre una marca tuya llevará mi corazón”. ¿Qué más pertinente que esta frase para describir la huella indeleble que ha dejado Jorman Campuzano? El mediocampista colombiano que enfrentó la indiferencia del técnico Miguel Ángel Russo en Boca Juniors, terminó por ser vendido a Atlético Nacional, luego de un préstamo que dejó su marca en el corazón del Xeneize. Sin embargo, en la reciente ida de los octavos de la Copa Libertadores, su cuenta de Instagram reveló un tatuaje conmovedor que aún lo vincula con su antigua casa.

El martes, comenzó la fase de octavos de la Libertadores con el Verdolaga enfrentando a San Pablo. Durante el calentamiento, Campuzano, ex jugador xeneize, exhibió en su pierna los escudos de todas las instituciones donde ha dejado su impronta: Deportivo Pereira, Atlético Nacional, Giresunspor de Turquía, la Selección Colombia y, por supuesto, Boca.

Su paso por Boca fue significativo: llegó desde Atlético Nacional en 2019, donde jugó 126 partidos y se alzó con cinco títulos. En esa etapa, Campuzano se consolidó como una pieza clave, incluso bajo la dirección de Russo al inicio de su segundo ciclo. Pero la irrupción de Alan Varela lo relegó, y su viaje a Turquía en 2022 no trajo el regreso soñado, acabando nuevamente en Colombia a préstamo.

Este mercado ha traído un cierre inesperado: Atlético Nacional ha adquirido su pase en 1.700.000 dólares por el 100%, tras hablar incluso de incluir a Marino Hinestroza en la negociación, una posibilidad que finalmente no prosperó. Aún así, aunque su vínculo con Boca parezca un eco del pasado, la piel de Campuzano lleva imbuidos los colores azul y oro eternamente.

Además de Campuzano, quien robó la atención con su tatuaje, Edwin Cardona tuvo su propia actuación, pero del lado equivocado. El volante erró no uno, sino dos penales, que habrían diferenciado el rumbo del juego que terminó en un desalentador empate 0 a 0.

El primero, a los 14 del primer tiempo, buscó el palo izquierdo del arquero, pero la pelota salió apenas afuera; el arquero parece haberle leído la mente. El segundo tiro fue casi una copia: mismo palo, esta vez en dirección a la portería, pero el arquero adivinó nuevamente.