Andrés Calamaro: un recital renovado, lleno de invitados y una frase que dejó boquiabiertos a todos

En un espectáculo que ya se siente como un ritual anual, Andrés Calamaro comenzó a despedir el año con el primero de sus tres shows en el Movistar Arena. Este miércoles 26 y viernes 28 completará la trilogía. Sin aniversarios de discos ni nuevo material, la cita fue pura y exclusivamente para celebrar su repertorio implacable. Fueron 23 canciones coreadas de principio a fin y dejó en el aire la sensación de que podría haber sumado una docena más sin perder la magia. Comenzó fuerte con “Crímenes perfectos”, “Loco” y “Te quiero igual”, una seguidilla de clásicos que prometía mantener el entusiasmo toda la noche.

Con una banda de siete músicos, Calamaro ofreció un recital a la vieja usanza. Sin pirotecnia, solo rock puro y algunas imágenes en las pantallas. Fragmentos de “Sir Duke” de Stevie Wonder, “Smoke On The Water” de Deep Purple y “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí” de Los Abuelos de la Nada se colaron como homenajes, mostrando el costado lúdico de la noche.

En medio de la actuación, Calamaro se permitió preguntas al aire como “Me pregunto si Messi compra la ropa en la misma tienda que yo” mientras alternaba entre guitarra y teclado. La noche siguió con hits de Los Rodríguez como “Para no olvidar” y “A los ojos”. Más adelante, “Sin documentos” y “Mi enfermedad” completaron el regreso a las raíces de los 90.

La segunda mitad del show trajo invitados especiales. Chano y Bambi de Tan Biónica aportaron a “Donde manda marinero”; Facundo Soto con “El salmón” y Patricio Sardelli con “Paloma”, aclamada como “La mejor canción del mundo”. Temas como “Alta suciedad”, “Tuyo siempre” y “Estadio Azteca” mantuvieron el ambiente antes de los bises.

Tras agradecimientos y saludos a ciudades y regiones de la gira, los bises inamovibles llegaron. “Loco” completó el repaso de Alta suciedad y “Los chicos”, junto a “De música ligera” de Soda Stereo, cerraron la noche con un emotivo telón. Las pantallas mostraron un asado imaginario con figuras icónicas como Miguel Abuelo, Gustavo Cerati y Maradona. Sin despedidas grandilocuentes, Calamaro se quitó la guitarra, saludó a su banda y se retiró. Las canciones hablaron por sí solas.