Dos tercios de los pacientes con fractura vertebral por osteoporosis son asintomáticos
Publicado: 13 / 03 /2024
Los expertos de la Sociedad Española de Columna Vertebral GEER y la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef) imparten en Sevilla capital un curso dirigido a especialistas para abordar la fractura vertebral osteoporótica (FVO), además de actualizar conceptos en torno a la osteoporosis, factores de riesgo en la …
Los expertos de la Sociedad Española de Columna Vertebral GEER y la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef) imparten en Sevilla capital un curso dirigido a especialistas para abordar la fractura vertebral osteoporótica (FVO), además de actualizar conceptos en torno a la osteoporosis, factores de riesgo en la FVO y perfiles de pacientes con riesgo de sufrirla, la FVO cervical y tratamientos quirúrgicos de las secuelas de las FVOs.
La fractura vertebral osteoporótica (FVO) es la fractura por fragilidad más prevalente de todas las osteoporóticas y está infradiagnosticada porque dos tercios de las personas que la sufren son asintomáticas y sólo se diagnostica cuando se realiza un estudio radiológico u otro método de imagen.
En un comunicado, ambas sociedades han indicado que en España se estima que el 22,6% de las mujeres y el 6,8% de los hombres de 50 años o más tienen osteoporosis, un estado de fragilidad ósea con mayor riesgo para las mujeres que alcanzan la menopausia. Se trata de un proceso silente, ya que hasta que no se produce algún tipo de fractura pasa desapercibido.
En este contexto, ambas sociedad han resaltado que en España y en otros países europeos los costes económicos directos de la atención médica a pacientes con FVO oscilan entre 4.000 y 12.000 euros durante el primer año, dependiendo de la edad de los pacientes, las características de la fractura y sus repercusiones. De igual forma, han indicado que estos costes se incrementan de forma “muy significativa” cuando los pacientes precisan ingreso hospitalario para el control del dolor, complicaciones y tratamientos quirúrgicos.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Columna, Álvarez Galovich, ha enunciado que “la gran mayoría de las FVO se resuelven en dos o tres meses sin necesidad de un tratamiento agresivo, salvo el reposo relativo y analgesia“. “La necesidad o no de otro tipo de tratamiento, como el quirúrgico, depende de la discapacidad funcional que dicha fractura produzca, ya que hay pacientes que el dolor que les produce no les permite hacer una vida normal y necesitan un tratamiento más resolutivo“, ha relatado.
En este sentido, Galovich ha indicado algunos tratamientos para reducir el dolor como “la cementación vertebral, un procedimiento muy efectivo, que se realiza con anestesia local, y que permite un alivio significativo de los síntomas de forma inmediata, en aquellos casos que esté indicado“. Así, ha destacado que la FVO “también reduce la esperanza de vida al incrementar la mortalidad de los pacientes con morbilidades como la diabetes y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y ocasiona un mayor incremento de los ingresos y de las estancias hospitalarias”.
En concreto, según apuntan ambas sociedades, para “reducir el impacto de las FVO lo mejor es el tratamiento preventivo“. La prevención puede ser primaria evitando la aparición de la primera fractura en aquellos pacientes con osteoporosis de alto riesgo mediante la administración de tratamiento con antirresortivos u osteoformadores, que son capaces de reducir las FVO en un 40% o 50%. El problema es que muy pocos pacientes continúan con el tratamiento indicado y solo alrededor del 30% o 40% de ellos siguen realizando el tratamiento al año de su instauración.
“Mucho más eficaz e importante es instaurar rápidamente un tratamiento farmacológico tras la primera FVO“, lo que se denomina ´prevención secundaria´, porque la FVO es “el mejor predictor” de nuevas fracturas osteoporóticas. De hecho, el sufrir una FVO incrementa en más de cuatro veces el riesgo de sufrir otra fractura vertebral durante el año siguiente si no se ha instaurado tratamiento. Sin tratamiento, una de cada cinco mujeres con FVO presenta una nueva fractura vertebral durante el siguiente año.
En este sentido, Galovich ha añadido que “tenemos que tener en cuenta que cuando se diagnostica una FVO hay un problema metabólico óseo que debe ser tratado para evitar que se produzcan nuevas fracturas“. Así, ha apuntado que “independientemente de ello se deben tomar medidas de soporte, encaminadas a evitar caídas: por ejemplo, en paciente ancianos, evitar las alfombras en casa, utilizar calzado cerrado, o evitar medicación que produzca somnolencia”.
Aparte de las medidas farmacológicas, las FVO sintomáticas producen un gran dolor de carácter mecánico para cuyo control se necesitan analgésicos potentes, incluso opiáceos. En pacientes con difícil control analgésico, medidas como la vertebroplastia y cifoplastia permiten un rápido control del dolor, mejoran la movilidad y la calidad de vida de forma rápida.
La importancia de la prevención
La presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), Carolina De Miguel, ha explicado que la osteoporosis “se trata de un proceso prevenible y tratable, pero la falta de signos de alerta previos a las fracturas hace que muy pocos pacientes sean diagnosticados en fases tempranas y tratados de forma efectiva“.
“Las localizaciones habituales de las fracturas osteoporóticas son la columna vertebral, la cadera y la muñeca” ha aclarado al tiempo que ha subrayado que “la enfermedad no sólo afecta al paciente en el plano físico, sino también en el psicológico, y en los ámbitos laboral, social, familiar y de ocio“.
En este marco, ha destacado que la prevención es “clave para un desarrollo de huesos fuertes” y por ello ha instado a la población española “a llevar un estilo de vida saludable que ayude a cuidar sus huesos, fortalecerlos y a evitar que se fracturen”. “La labor preventiva del médico rehabilitador en el abordaje de la enfermedad es muy importante porque ayuda a que no aparezca y no avance, evitando la aparición de fracturas“, ha abundado.
“En el caso de que aparezca una fractura, el médico prescribe el tratamiento enfocado a que el paciente recupere la máxima movilidad posible y vuelva a realizar sus actividades diarias de la manera más independiente”. “Así, el profesional vuelca su labor en intentar que el paciente no sea dependiente y pueda seguir su vida normal sin llegar a tener una discapacidad que le limite”, ha destacado.