El Juicio de la Verdad de La Plata investiga desde hace 25 años el destino de los desaparecidos

Publicado: 29 / 10 /2023


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María Antonieta Pérez Galimberti, secretaria de Cámara de la Secretaría Única de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata.. /Foto: Eva Cabrera.

El Juicio por la Verdad de La Plata investiga desde hace 25 años cuál fue el destino final de los miles de detenidos-desaparecidos por la última dictadura cívico militar en la capital bonaerense, y gracias al aporte de más de 1.600 testimonios reunidos en diversas audiencias se logró conocer la ubicación de distintos centros clandestinos de detención e identificar a más de 60 víctimas de la represión ilegal que habían sido enterradas como NN.

Tras la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, el proceso sustentó la realización de varios juicios que posibilitaron condenas por delitos de lesa humanidad a represores como el excomisario de la Policía bonaerense Miguel Etchecolatz y el sacerdote Christian Von Wernich.

La Plata fue un de las ciudades más afectadas por el accionar represivo de la última dictadura, que decidió poner el acento del terrorismo de Estado en las fábricas, la Universidad Nacional de la ciudad y en toda la militancia barrial y política que podía gestar la oposición al proyecto económico y social que buscaba implementar el régimen

La sanción de las llamadas leyes de impunidad durante el gobierno de Raúl Alfonsín y los indultos dictados por el expresidente Carlos Menem habían clausurado la posibilidad de que la Justicia estableciera las responsabilidades penales de quienes ejecutaron la represión ilegal en los años ’70.

Sin embargo, los familiares de las víctimas y los sobrevivientes mantuvieron el reclamo para conocer la suerte de los detenidos-desaparecidos. Así, con el apoyo de organismos de derechos humanos, lograron que en 1998 comenzara a instruirse un Juicio por la Verdad en los tribunales federales de La Plata.

Las audiencias públicas de este proceso continuaron de forma regular hasta 2016, pero la información que se generó a partir de todos los testimonios recabados permitió que se lleven a cabo una multiplicidad de investigaciones que todavía prosiguen.

En 1998, la Cámara Federal de La Plata, ante la imposibilidad de sancionar penalmente a los represores, habilitó por medio de la Resolución 18/98 el Juicio por la Verdad, que disponía investigar las circunstancias de desaparición y el destino final de aquellas personas secuestradas en el período que va desde el 24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983 y, en su caso, la identificación de los restos.

Mara Antonieta Prez Galimberti Foto Eva Cabrera
María Antonieta Pérez Galimberti. /Foto: Eva Cabrera.

“El Juicio por la Verdad se inicia a pedido de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata (APDH), de los familiares y víctimas de delitos de lesa humanidad. Tengamos en cuenta que estaban suspendidos los procesos penales, es decir que no había investigaciones sobre el paradero de los desparecidos. Los habeas corpus eran rechazados e incluso se les cobraban las costas a quienes los presentaban”, explicó a Télam María Antonieta Pérez Galimberti, secretaria de Cámara de la Secretaría Única de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata.

La funcionaria judicial destacó, en ese sentido, que “en el Juicio por la Verdad lo que aún se busca averiguar es en qué circunstancias fueron secuestrados los detenidos- desaparecidos, como también dónde fueron llevados y, en caso de ser hallados, contar con la posibilidad de poder identificar sus restos”.

Marta Vedio, abogada querellante de la APDH de La Plata, afirmó que “los Juicios por la Verdad son una creación de la Argentina” como parte de la lucha que impulsaron los organismos de derechos humanos, los familiares de las víctimas y los sobrevivientes.

“Hubo, en distintos países, comisiones por la verdad que buscaron investigar y dar respuesta a los delitos de lesa humanidad cometidos, pero esas indagaciones nunca se realizaron en el marco de un proceso judicial”, explicó.

Por ese motivo, sostuvo Vedio, el Juicio por la Verdad de La Plata “tuvo un doble objetivo: por una parte, dar satisfacción al derecho a la verdad de las víctimas, los familiares y toda la sociedad, y, por otro, buscar caminos judiciales para acceder a la efectiva realización de justicia”.

Hace 25 años, la Cámara Federal en pleno hizo lugar a la presentación efectuada por la APDH, víctimas y familiares, y designó a Julio Víctor Reboredo, Leopoldo Schiffrin y Alberto Ramón Durán como los primeros jueces que se pondrían al frente de este original proceso. En la actualidad, el tribunal a cargo de las investigaciones está integrado por los magistrados federales Roberto Agustín Lemos Arias y César Álvarez.

Las audiencias del Juicio por la Verdad se realizaban todos los miércoles en la Cámara Federal de La Plata y taquígrafos aportados por la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires que se ocupaban de dejar constancia de los primeros testimonios.

Más adelante en el tiempo, esos testimonios se registraron en cintas de audio y video que hoy están resguardadas en la Asociación Anahí, la fundación platense creada por María Isabel Chorobik de Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.

La primera audiencia se celebró el 30 de septiembre de 1998 y tuvo como primer testigo en declarar a María Esther Behrens.

“Fue el día 29 de junio de 1977, a las 17, entraron varias personas de civil armadas. Dijeron que debían llevarme para hacerme algunas preguntas. Con mi madre quedaron las dos chiquitas”, comenzó a relatar la mujer en esa audiencia inicial, en la que también denunció haber sido torturada frente a su marido.

“Había sido citada para testimoniar sobre la desaparición de su compañero, Carlos Esponda, y nos sorprendió relatando su propio cautiverio y tortura. Para mí fue una experiencia inolvidable”, recordó Vedio sobre ese conmovedor testimonio.

Pérez Galimberti explicó, por su parte, que en los primeros años de audiencias no contaban con “ninguna colaboración externa de psicólogos como hay actualmente”. “Nos contactábamos telefónicamente con los testigos para que no les llegara una citación fría y les comentábamos cómo era el Juicio, qué era lo que se buscaba, que iban a ser escuchados por los jueces de la Cámara y que podían expresarse libremente”, rememoró.

Y agregó: “Cuando declaraban, les llevábamos agua, caramelos y pañuelitos descartables. Luego casi siempre seguían en contacto, yendo a la Secretaría Única para ver los avances de la causa o escuchar a otros testigos”.

Para Pérez Galimberti, no era fácil oír los testimonios que, “con crudeza y angustia, relataban secuestros, golpes, torturas, simulacros de fusilamientos, apropiación de bebés y asesinatos”.

“Ingresé como secretaria en el año 2000 y no teníamos ninguna contención externa. Cada uno elaboraba lo escuchado a su manera, hablando entre nosotros, por ejemplo. En mi caso, nunca había escuchado esos relatos tremendos. Ante todo eso, uno piensa cómo el ser humano es capaz de tanto horror. Mis hijos, en ese entonces, eran chiquitos, así que tampoco mi casa era un lugar como para conversar sobre estos temas. Pero llegar con mi familia sanaba el dolor”, expresó conmovida.

La necesidad de conocer la verdad, de contar lo padecido en un centro clandestino o relatar las búsquedas emprendidas para hallar a ese hijo, hija o familiar, eran el gran acicate que tenían los testigos para sentarse ante los jueces y revivir todo.

Marta Ungaro, hermana de Horacio, uno de los adolescentes desaparecidos en la trágicamente conocida “Noche de los Lápices”, explicó a Télam que declarar en el Juicio por la Verdad “fue muy importante”.

“Era un espacio donde encontrar la justicia que nos negaba la Obediencia Debida. Los encuentros de cada miércoles permitía aportar las pruebas que teníamos cada uno en casa, y que en mi caso eran las anotaciones de mis padres”, resaltó.

Para Ungaro resultó “importante poder identificar y citar a las personas que participaron en los delitos de lesa humanidad aunque luego de las audiencias se fueran a sus casas”.

“Sin embargo, quedaban involucradas y hoy, por ejemplo, Juan Miguel Wolk, quien estuvo a cargo del centro clandestino de detención Pozo de Banfield, está sentado en el banquillo de los acusados”, destacó.

Vedio detalló que todos los juicios orales que se hicieron en La Plata, como también en el partido bonaerense de San Martín o en la ciudad de Buenos Aires, estuvieron fundados en la información obtenida en el Juicio por la Verdad.

“La expectativa que generó este proceso fue tan grande que venían compañeros de otras jurisdicciones para declarar en La Plata y tener mejores posibilidades de que se abriera una causa penal. Así fue que en La Plata se investigó lo ocurrido en centros de detención como El Banco, Proto Banco y Vesubio, ubicados en la zona de La Matanza, o la represión a los trabajadores de la Mercedes Benz y la Ford”, indicó Vedio.

Con motivo del Juicio por la Verdad también se conoció la existencia de tumbas NN en el cementerio municipal de La Plata.

Al respecto, precisó que “a la fecha ya se identificaron los cuerpos de 63 personas”, a los que se sumaron este año otros dos que habían sido inhumados en esa necrópolis.

“La investigación continúa y seguimos identificando restos enterrados como NN. Mucha documentación obtenida en el Juicio por la Verdad ha servido para completar los procesos de recuperación de identidad de los niños apropiados. En el último caso, el del nieto 133 Daniel Santucho Navajas, tenemos incluso el legajo del apropiador”, contó Vedio.





Fuente: TELAM