En el Día de la Música, siete grandes voces argentinas y sus fuentes de inspiración
Publicado: 22 / 11 /2023
Cada 22 de noviembre es el Día de la Música en memoria de Santa Cecilia, una mártir que allá por el siglo III prefirió morir decapitada -aunque cantando- antes que renegar de su fe cristiana. Con menos sangre y violencia, pero más mucha más música, para recordas la fecha, aquí siete voces de mujeres argentinas con sus siete referentes.
Barbi Recanati y Patti Smith
Qué hay en el ADN musical de Barbi Recanatti puede descubrirse escuchándola, pero también leyéndola: en el imperdible libro de su autoría llamado “Mostras del rock”, recorre la historia del rock hecho por mujeres, las que influyeron al mundo, y sobre todo, las que fueron una inspiración para ella.
Así lo cuenta en el prólogo: “Mi idea original era hacer capítulos sobre mis referentes: Patti Smith, Debbie Harry, Siouxsie, Kathleen Hanna. Pero en el proceso de escribir sobre ellas me encontré con sus referentes y leyendo sobre éstas, me encontré con más y más. Entendí que, a pesar de haber adoptado a lo largo de mi vida figuras musicales como Iggy Pop, Lou Reed, David Bowie, Nick Cave, la razón por la que yo me había animado a hacer arte, la razón por la que ellas se habían animado a hacer arte, y sus referentes lo habían hecho, era siempre por otra par que las representaba y las hacía sentir seguras”.
Así como a nivel local Barbi destacó siempre la enorme inspiración que fue para ella ver tocar en los años 90 a She Devils (con las gloriosas Pat Pietrafesa y Pila Arrese), se detiene especialmente en la figura de Patti Smith como una artista faro para ella: “Cuando empecé a ver a Patti Smith moviéndose, pensé: ¡ah, pero es mujer, y es como Iggy Pop! Y yo quería ser Iggy Pop; entonces dije: me conviene ir más por acá”, contaba en entrevista con las autoras, para el documental “Sirenas rock”.
“Liberé mi sexualidad con Patti Smith, me dejé crecer el pelo, empecé a sentirme muy segura arriba del escenario con mi ropa, dije: no, no estoy vestida como un varón, estoy vestida como Patti Smith”.
Mariana Carrizo y Margarita Palacios
A punto de hacer una presentación en la ciudad de Lucerna, Suiza, la coplera Mariana Carrizo reflexiona para esta columna sobre sus inspiraciones musicales: “Al haber surgido de un lugar donde no había nada para escuchar de referencia porque no teníamos electricidad y la actividad cotidiana era el pastoreo, no había esa posibilidad; más bien la música de la naturaleza en todos sus tonos y conversaciones y escuchar todas las sonoridades y músicas que de ella llevamos en nuestro ser. Por eso canto mi cultura”.
Así es como Mariana Carrizo señala a la naturaleza como su principal referente; “y, por supuesto, mis abuelas copleras todas”.
Claro que luego llegarían nuevas voces a sus oídos y a su corazón: “puedo nombrarte muchas mujeres favoritas como Edith Piaff, Mercedes Sosa, Maria Callas, Margarita Palacios”, enumera Mariana entre otras a las que define como “mujeres faro”. “Hay una inmensa lista, obvio”, aclara.
Una de ellas, la catamarqueña Margarita Palacios, fue fiel representante de las sonoridades de su lugar de origen; sus composiciones contaban con elementos como recitados y gritos, tan propios del canto norteño.
Curiosamente, su talento no solo nutrió el cancionero regional: también se dedicó a la comida tradicional argentina; porque, además de publicar tres álbumes como intérprete y compositora, también fue autora de “Las comidas de mi pueblo”, un libro de recetas de platos tradicionales argentinos. Incluso supo tener su propio local de comidas en la ciudad de Buenos Aires, durante la década del 60, donde se podía disfrutar de una propuesta musical y gastronómica. Su música también llegó a los cines a través de su participación en cuatro largometrajes argentinos.
Juli Laso y Tita Merello
El ámbito del tango supo dar nuevas generaciones de artistas que recogen inspiración en mujeres que las antecedieron. Julieta Laso, que actualmente acaba de lanzar “Pata de perro”, un álbum extraordinario incursionando aquí no en el tango sino en el folclore latinoamericano, revisita a cantantes como Edith Piaf, en una reversión de “Non, je ne regrette rien” (“No me arrepiento de nada”), como a Violeta Parra, con la canción “Ausencia”.
Pero a la hora de definir quien es desde siempre su “ídola”, Julieta nombra a quien, como ella, fue actriz y cantante: Tita Merello.
“La primera vez que escuche a Tita yo tenía 13 años, quede todo el día como hipnotizada. Me pareció como una bruja loca. Nunca había escuchado a una mujer con tanto carácter y desparpajo. Le pedí a mi mamá que me lleve al Parque Centenario a comprar sus casettes. De más grande vi sus entrevistas, recuerdo mucho cuando le preguntan: ¿por qué canta?, y ella responde: por hambre. Algunas de sus entrevistas las veo anualmente, son muy inspiradoras. Cuando la escucho, Tita me da fuerza. Es más que una cantante, es una figura icónica de nuestra cultura. Es un mito”.
Claudia Puyó y Aretha Franklin
Claudia empezó a cantar desde niña, arriba de los discos de Aretha Franklin que traía su hermana mayor a la casa familiar de Ramos Mejía.
“El primer disco de ella que llegó a mis manos, recuerda Claudia, fue ‘Soul ‘69’ que, de un lado, era todo blues y del otro era más ‘soulero’, y tenía una canción muy conocida: se llamaba “Rézame una pequeña plegaria’”.
Para ese entonces, Aretha Franklin ya había grabado con enorme éxito canciones como «I never loved a man the way I love you” o “Respect”, e iniciado un destino: el de ser una de las mejores cantantes de todos los tiempos, y una activista contra el racismo y el machismo.
Suena “Rézame una pequeña plegaria” en la voz de ”Lady Soul”, y podemos imaginar esa voz uniéndose, en Ramos Mejía, a la de aquella niña llamada Claudia Puyo, que sería más tarde una de las grandes voces de nuestro país.
Hilda Lizarazu y Carole King
Corren los años 90, hay una chica que gira y vuela su falda. Tiene el ojo entrenado, la voz perfecta, y le canta a otra chica, que está sola en los bares. Hay alguien que canta, por primera vez en la historia del rock argentino, un tema que enamora al público masivo con una letra que habla de una chica trans.
Es Hilda Lizarazu, la fotógrafa que devino cantantante, la cantante que devino cantautora, la cantautora que devino en referente indiscutido para muchas mujeres que van a dedicarse al rock en las décadas siguientes. Ella a su vez, también tuvo las suyas. Consultada sobre sus referentes (en entrevista con las autoras para la serie documental “Sirenas”), Hilda parece no dudar:
“¿Artistas mujeres? yo tengo que poner ahí, arriba de todo, a Carole King, como pianista, como compositora…” explica.
Carole King ha tenido una carrera deslumbrante tanto en su papel de intérprete como compositora. Su disco “Tapestry” (1971) es un catálogo de himnos inolvidables que lo colocan entre los 100 discos de mayor venta en el mundo con la friolera de 14 millones de copias comercializadas.
Uno de esos himnos “You’ve got a friend” la coronó como la primera mujer en ser galardonada con un Grammy a la Canción del Año, que la premió en su rol de compositora. Pero sus composiciones conocieron el éxito desde muy temprano en su carrera, como es el caso de “Will You Love Me Tomorrow”, que alcanzó el puesto número 1, en la voz de The Shireless en el año 1961.
Fabiana Cantilo y Mercedes Sosa
Fabi guarda en sus recuerdos de infancia dos voces femeninas que solía escuchar con fascinación: una es la de Mercedes Sosa, y la otra, la de Julie Andrews.
Las vueltas del destino (y del talento) hicieron que, muchos años más tarde, Julie Andrews y su Mery Poppins se conviertan en canción por obra de Fabi con su “Mery Poppins y el deshollinador”, un clásico de nuestro rock, y que Mercedes Sosa ponga su voz para hacer una hermosa versión de un tema de autoría de Fabi y Charly Garcia: “Siempre puedes olvidar”.
María Rosa Yorio y María Creuza
María Rosa Yorio describe, para esta nota, el universo de inspiraciones musicales que la albergó a lo largo su recorrido como compositora e intérprete: María Elena Walsh, Joni Mitchell, Carole King, Tania, Virginia Luque y la bahiana María Creuza.
“
Me veo pegada al parlante altec lancing mono y al equipo hi fi, que curaron los oidos de mi ninez, la discoteca de música clásica, los primeros “discos modernos” y mujeres! cantantes hermosas que embarazaron mi espíritu”, rememora hoy María Rosa Yorio. “Por ejemplo el disco ‘En La Fusa’, de Toquinho con María Creuza “A felicidade” y “Eu seu que eu vou te amar” son dos canciones tremendas que aprendí a cantar y me iniciaron en ese idioma en aquellos primeros viajes iniciáticos a Brazil, la gran patria hermana”.
María Creuza es considerada un emblema de la bossa nova y una pieza fundamental de la música brasileña. Desde los comienzos de su carrera, María supo conquistar al público argentino a raíz de sus presentaciones en vivo junto a Toquinho y Vinicius de Moraes en nuestro país.
De esos shows, nació el disco “La Fusa” (1970), que registró aquellos encuentros musicales de principios de los setenta y que la cantante describió como “La más linda experiencia que yo tuve cuando empecé mi carrera (…) el disco que me definió y marcó como cantante en la argentina”