La rica historia de los Podestá, en una obra de clown realizada por una de sus descendientes
Publicado: 21 / 09 /2023
“Podestá”, la obra de clown que nació bajo el intento de Gisela Podestá de hacer un homenaje a su tío bisabuelo Pepino el 88 a través de libros, recuerdos y memorias cercanas, se convirtió en un espectáculo que descubre la identidad de una payasa a través de unir los hilos de la familia que dio nacimiento al teatro nacional a través del circo criollo.
Con dramaturgia de Gisela y Yanina Frankel y dirección de Frankel y Rosalía Jiménez, la obra que comenzó a gestarse en pandemia y que “viene a contarnos no solo los inicios del teatro nacional sino la identidad de una payasa que descubre su árbol genealógico” se verá en una única función en Buenos Aires este sábado a las 22 en La Carpintería Teatro (Jean Jaurés 858).
Ganadora del selectivo de la Fiesta de Teatro de Córdoba en 2022 (Gisela vive en Traslasierra), “Podestá” participó de la 36ta Fiesta Nacional del Teatro, el 17mo Festival Internacional de Clown de El Bolsón; 15to Festival Internacional “Circo en Escena” en Córdoba; entre otros festivales y recorrió gran parte del país.
“Lo que más me nutrió a la hora de comenzar a escribir ‘Podestá’ fueron los libros escritos en primera persona”Gisela Podestá
“La obra surgió a partir del interés de hacerle un homenaje a Pepino el 88 (Pepe Podestá) que era un payaso muy político al igual que yo, que soy una payasa muy política y a partir de ese impulso comenzó un trabajo de investigación y elaboración alentado por Yanina Frankel, que fue la que me convenció de hacer una obra sobre mi familia”, cuenta Gisela a Télam en charla telefónica desde Los Hornillos, Córdoba, donde vive desde hace 12 años.
Integrante de las compañías Destapó y Las Quemando, esta última compuesta por 13 feminidades y con 12 años de trayectoria, Gisela cuenta que a partir de esta decisión de trabajar con el material de su familia (ella desciende de la rama de Gerónimo, parte de la troupe de los Podestá y hermano de Pepe y Pablo), comienza a indagar en los libros que tenía en su casa “donde la historia de mi familia era contada de mil maneras”.
“Lo que más me nutrió a la hora de comenzar a escribir ‘Podestá’ -cuenta-, fueron los libros escritos en primera persona, como “Medio siglo de farándula” escrito por José (Pepino el 88), luego “Desde ya y sin interrupciones” de Esther Podestá, y “Memoria de mis recuerdos” con la voz de Blanca Podestá y después de recopilar estas historias, más fotografías, recuerdos y registros familiares, arrancamos a ponerle el cuerpo jugando desde distintos disparadores propuestos por las directoras y usando siempre la técnica del clown”.
– ¿Qué se fue generando en este recorrido por la historia familiar?
– Me pasó que, si bien yo sabía mucho de la historia, escuchar la voz de ellxs en primera persona era como si me estuvieran hablando a mí. Durante muchos meses en un cuaderno empecé a escribir todo y copiar todo lo me resonaba sin saber qué iba a contar. Después, Yanina vino a Córdoba una semana y durante esa semana a la mañana en la cocina de mi casa, le contaba y le mostraba todo el material que había ido recopilando y a la tarde íbamos al teatro de acá en Los Hornillos e improvisábamos.
– ¿Aparecieron materiales nuevos?
– Hubo otra cosa que fue increíble y es que en medio del proceso de estar haciendo la obra mi mamá encontró una caja de mi tío Pichi (Gerónimo Podestá) en la que él había guardado programas muy antiguos, libros, notas. Suecede que vendían la casa y apareció esa caja de la que solo Gerónimo tenía registro. Mucho de ese material lo uso en la obra, pero además armamos un museo itinerante, que antes de la función o cuando sale el público lo puede ver y ahí hay programas muy antiguos, algunos de 1800 otros de 1900. El museo es rezarpado y completa cosas que en la obra yo no llego a contar.
– ¿Cuánto te ayudo encarar este recorrido desde la técnica del clown?
– El clown trabaja mucho con la veracidad, con las cosas que te interpelan, te pasan, te duelen, y ésta es mi historia personal. El trabajo lo desarrollé con Yanina y con Rosalía, que se sumó más tarde, y en un determinado momento del proceso tuvimos una crisis fuerte dónde no sabíamos bien qué dirección tomar y entonces Yanina llamó a Darío Levín que nos dijo: “La historia de los Podestá ya la contaron un montón de personas, lo que tienen que contar es la identidad de esta payasa”, esa fue la llave que destrabó la situación y la historia se centró entonces en una payasa que descubre su identidad a partir de localizar de dónde viene y quiénes son su familia.
– Y te develó cosas nuevas.
– Me fue sorprendiendo todo, por momentos eran cosas muy aisladas, una escena, un disparador e iba descubriendo que cada parte era fundamental para contar esta historia. La obra comienza con una payasa durmiendo en la cama con una gran sábana y después todo eso se transforma.
– ¿Cuándo estrenan?
– El estreno fue en diciembre de 2020 en un teatrito muy pequeño de acá, después representamos a Córdoba en la Fiesta Nacional del Teatro y eso nos abrió un montón de puertas con muchas cosas que fueron pasando en el camino como en Chascomús, donde en una función apareció la bisnieta de Pepino.
– Una rueda que sigue alimentando la historia.
– Sí, totalmente, a partir de la obra empecé a conocer un montón de historiadores que me contaron cosas que desconocía, es como si la historia no cesara nunca, como que sigue en movimiento y se le van sumando pedazos.
– ¿Cómo fue hasta esta obra hacer teatro y saber que sos una Podestá?
– Me enorgullecía la historia pero era medio ajena, si bien siempre me dediqué al teatro, de chica me daba vergüenza porque siempre generaba un “Ay, es una Podestá”, y sentía que la mirada se ponía más finita y había una sobreexigencia. Entonces me costó un poco y siempre lo dije tímidamente.
– ¿Y dónde te encontraste con ellos?
– Lo primero que sentí al ver toda la historia fue que eran regitanos, los padres llevaban adelante la compañía y hacían actuar a los hijos, cuando leí el libro de José, dije: eso mismo que hacían ellos lo hago yo, inconscientemente me armé mi circo, que es una compañía autogestiva de 13 feminidades (Las Quemando). Yo vengo de esa historia y me encantó descubrirme en ella, son 18 mil tipos que se llaman todos iguales porque fueron varias generaciones, veía el árbol familiar y no sabía quiénes eran y ahora los conozco a todos.