Los Game Awards ya no brillan como antes

¡Llegó la temporada de los Game Awards, gente! Ese momento especial del año cuando nos juntamos para celebrar los videojuegos y a los creadores detrás de ellos… mirando comerciales caros intercalados por algún discurso de premios o espectáculo musical. Para bien o para mal, los Game Awards son la noche más importante en el calendario de eventos de videojuegos. Sin embargo, últimamente, parece que estamos más en el “mal” que en el “bien”.

Entre el anfitrión y promotor de la industria, Geoff Keighley, y sus dos proyectos personales de videojuegos, los Game Awards son más antiguos y, supuestamente, más maduros que el Summer Game Fest. Concebida en 2014 como una forma de celebrar tanto a los creadores como a los jugadores, el show siempre ha sido parte ceremonia de premios, parte producto comercial. Esa idea se ha ejecutado con distintos grados de éxito. (¿Recuerdan al Schick Hydrobot?) Pero en los últimos años, parece que la parte de premios interfiere cada vez más en la parte comercial.

Eso se sintió más agudamente durante los Game Awards 2023. Los desarrolladores que aceptaban estatuillas a menudo eran ahogados por la música o cortados por los teleprompters pidiéndoles “por favor concluyan” después de sus aproximadamente 30 segundos de tiempo asignado. Los Muppets y el director de Death Stranding, Hideo Kojima, sin embargo, no tenían tales límites de tiempo, con Aftermath calculando que 13 discursos de aceptación podrían haberse llevado a cabo dentro de los cinco minutos que Kojima tomó para explicar su juego/no-juego OD.

2023 también fue el primer año completo en la ahora endémica crisis laboral de videojuegos que vio a desarrolladores despedidos por decenas de miles mientras se cerraban estudios de juegos populares. Esa crisis pasó desapercibida en los premios de ese año, enfureciendo aún más a los desarrolladores. “Estoy increíblemente decepcionado con Geoff Keighley por su silencio sobre el estado de la industria este año,” dijo Dillon Sommerville, artista sénior de entornos en Monomi Park, a The Verge en 2023.

Keighley, tal vez respondiendo a la mala imagen, reconoció la continua problemática laboral en 2024. Los Game Awards también introdujeron una nueva categoría, Game Changer, con su premio inaugural otorgado a Amir Satvat, director de desarrollo de negocios en Tencent, quien creó un recurso para ayudar a los desarrolladores desempleados a encontrar trabajo.

Pero en los meses transcurridos desde los premios de 2024, Keighley ha vuelto a ser acusado del mal trato de las personas a quienes se supone debe celebrar. En 2020, los Game Awards anunciaron una nueva iniciativa llamada The Future Class para celebrar a los creadores de juegos, “quienes representan el futuro brillante, audaz e inclusivo de los videojuegos.” Los incluidos en este programa reciben oportunidades de networking, programas de mentoría y otros recursos durante el año siguiente. Sin embargo, se han reportado quejas alegando que Keighley ha ignorado las preocupaciones del Future Class y que los recursos del programa han sido materialmente insuficientes.

En 2023, el Future Class escribió una carta abierta a los Game Awards y Keighley pidiendo reconocimiento de la guerra en Gaza. Esto no era sin precedente. En 2022, el show de premios reconoció la guerra en Ucrania. Pero Keighley no respondió a la carta, ni ha mencionado mucho al Future Class desde entonces. Los Game Awards no han nombrado a un Future Class en los últimos dos años y no nombrarán más, según Emily Weir, organizadora del Future Class. “En este momento, no estamos planeando un nuevo Future Class para este año ni tenemos planes activos de programación para Future Class,” dijo en un comunicado a Game Developer.

Como muchos programas orientados a la diversidad e inclusión, Future Class comenzó después del asesinato de George Floyd en 2020. Pero a medida que la diversidad, equidad e inclusión (DEI) se han vuelto públicamente mal vistas en el auge de la Administración Trump y la derecha online, muchas empresas, incluyendo editoras de juegos, han disminuido o eliminado sus programas DEI. Aunque no ha habido una razón explícita para el aparente cierre de Future Class, parece que los Game Awards simplemente están haciendo lo que siempre hacen: lo que es popular en el momento.

Por mucho que los Game Awards hayan perdido la apariencia de respetabilidad entre algunas de las personas cuyo trabajo se supone deben celebrar, ten por seguro que no van a desaparecer. La transmisión de los Game Awards atrae a millones de espectadores con un récord de 154 millones de transmisiones en vivo en 2024. Esa es una gran cantidad de miradas que los desarrolladores pagan mucho dinero para alcanzar. Y aún para aquellos que no compran tiempo en el aire, tener tu juego presentado en la presentación puede proporcionar un gran impulso en ventas. Después de que Balatro fuera nominado y ganara múltiples premios el año pasado, incluyendo mejor debut indie, su editor PlayStack agradeció específicamente los premios por contribuir a un gran aumento en jugadores.

Más en general, los premios también proporcionan un buen punto focal para que las comunidades de juegos online se reúnan… y se quejen. E3 se fue hace mucho, y los otros grandes eventos (no también dirigidos por Keighley) son las transmisiones directas específicas de la editorial. Con todo tan fragmentado ahora, gritar con tus amigos o colegas sobre cómo Hades fue robado del juego del año (un evento que nunca superaré) es divertido y algo para lo que los TGAs están particularmente bien equipados. No son los Oscars del gaming — DICE, los BAFTAs y los International Game Development Awards (IGDA) se encargan bastante de eso. Pero si querés popularidad, valores de producción y Flute Guy, no hay nada como los Game Awards — aunque parte del brillo está empezando a desgastarse.