‘Mis personajes están atravesados por la soledad y la inadecuación’

Publicado: 29 / 03 /2023


Budassi es periodista y docente Foto Gentileza Ins Budassi
Budassi es periodista y docente. /Foto: Gentileza Inés Budassi.

Los cuentos que la periodista y escritora Sonia Budassi reúne en “Animales de compañía” no sólo exploran los vínculos entre las personas y entre ellas y sus mascotas, y la “animalidad” que comparten los seres vivos, sino que también se hacen eco de temas y preocupaciones absolutamente contemporáneas como la militancia ecologista, los mandatos sociales y el impacto que las redes tienen en las relaciones humanas.

En el libro que editó Entropía y ganó el Premio de Cuento del Fondo Nacional de las Artes en 2021, la autora de “Mujeres de Dios” despliega una serie de personajes que pueden ser antipáticos, pero arrojan sobre sí mismos la misma mirada cínica que tienen para los demás. Sin embargo, esa postura no es producto de un sentimiento de superioridad sino de la conciencia de percibirse distintos, de la imposibilidad de insertarse en la sociedad, de responder a sus mandatos o, simplemente, de establecer vínculos con los demás, humanos o mascotas.

“Cuesta trabajo conseguir grupo de pertenencia”, dice la narradora del primer cuento, “Kilómetros de distancia”, que viaja horas en un auto con toda su familia. La de “Perfecta” recurre a toda clase de ardides para lograr la imagen adecuada para una cita, y el de “La gran muralla” se preocupa obsesivamente por darles a sus seguidores en las redes lo que ellos esperan de él.

Sobre su concepto de la escritura como el instrumento para abordar aquello que le genera problemas o le molesta, habló la autora con Télam en esta entrevista.

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Foto:Gentileza Inés Budassi.

-Télam: ¿Cómo elegiste los cuentos que constituyen el libro? ¿Tienen algo en común?

-Sonia Budassi: Hay un sistema que se va produciendo mientras escribo. Es como en los sueños, quizás no tan racional pero noto que hay un sistema en común. Por eso hay cuentos inéditos que quedaron fuera del libro.

Hay un eje que tiene que ver con las preocupaciones que atraviesan todos mis libros que son los mandatos sociales, los estereotipos, las idealizaciones. Son personajes que están atravesados por la inadecuación, por querer encajar en un mundo, en una familia, en una relación, o en una ciudad y siempre fracasan.

Foto Gentileza Ins Budassi
Foto: Gentileza Inés Budassi.

-T.: Lo curioso es que los personajes tienen una mirada cínica pero incluso para mirarse a sí mismos.

-S.B.: Sí. Hablando con Pablo Katchadjian, que escribió la contratapa, rescatamos una categoría de Peter Sloterdijk que tiene que ver con un cinismo de derecha y uno de izquierda. Es decir, el de los ricos que no quieren pagar impuestos por conveniencia y el del obrero, el laburante, que no cree en nada. Todos son cínicos de algún modo. Pero, al mismo tiempo, mi intención era que los narradores no estuviesen por encima de los personajes. Que no tuviesen esa soberbia. El punto es que ellos fracasan, así que no están en condiciones de hacerse los cancheros.

Hay una cuestión que me parece que es muy contemporánea, que la vemos en las redes y, digamos que tiene que ver con la atmósfera social vinculada al ingenio, que te da una superioridad. Pareciera una competencia a ver quién es más ingenioso, quién puede hacer la mejor chicana. No digo que lo haya logrado, pero intenté, porque me pareció interesante literariamente que los personajes tuvieran una cuota de malicia pero no de cancherismo.

-T.: Aunque están presentes los temas universales de los que hablaba Borges, tus cuentos enfocan cuestiones más contemporáneas: las imposiciones estéticas, la militancia ecologista…

-S.B.: Hay una figura de la militancia, del activista, que me interesa mucho, que también trabajé en mi libro de no ficción “La frontera imposible”. Sobre lo políticamente correcto de estos activismos y los mandatos de lo que deben ser que son, a veces, un poco arbitrarios. Está en el cuento “Salvar al mundo” donde hay un cuestionamiento sobre los animales que hay que proteger porque las acciones que hacemos para cuidarlos son fáciles de viralizar porque son agradables, mientras que otros que están en el fondo del océano son horripilantes y poco “marketineros”.

Por eso creo que las valoraciones sobre la belleza y lo que vale más o vale menos atraviesa diferentes áreas, incluso las causas nobles. Muchas veces creemos que las redes son más democráticas porque cualquiera puede tener su Instagram o su Twitter, pero en realidad, en ellas se trasladan los mandatos que hay en otras áreas. Es cierto que uno puede publicar lo que quiere pero los mandatos se hacen sentir en los comentarios. También están la autocensura y los filtros.

-T.: El tema de la soledad también está muy presente en los cuentos. Los personajes parecen tener distintas soledades, incluso cuando viven acompañados…

-S.B.: Sí. Margarita García Robayo me hizo ver en la presentación que se llama “Animales de compañía” pero los narradores están solos. Todos mis personajes tratan de generar vínculos. Les importan los otros. Pero hay algo que fracasa y es, quizás, porque hay una idealización que tienen con respecto a las relaciones afectivas, a la familia, a las amistades. Entonces cuando intentan encajar en esos formatos idealizados sienten esa inadecuación. Y está esa preocupación por ser atractivos, por ser queridos, y sin embargo, todos están atravesados por la soledad y la inadecuación. No encajan.

Animales de compaa
“Animales de compañía”.

-T.: Surge también la pregunta, ¿dónde está la animalidad de la que habla el título? ¿en las mascotas o en los humanos?

-S.B.: Hay una pregunta que tiene que ver con esto y es ¿qué es lo animal? En algunos cuentos los animales son peluches gigantes, por ejemplo. U operan de manera simbólica como la irrupción de una laucha que habla más de lo que pasa en esa pareja, y es un pequeño horror cotidiano que aparece de manera sorpresiva o inesperada.

Pero también hay algo que me dijo alguien, medio en broma, de que el título “Animales de compañía” parecía un libro sobre “chongos” y en realidad creo que todos somos medio un animal de compañía del otro y siempre está la pregunta sobre la animalidad y los salvaje. ¿Qué queremos domesticar de nosotros? ¿Qué queremos domesticar del otro?

Me encantan los animales pero creo que hay una cuestión sobre la domesticación y la necesidad de libertad. Tenemos esa preocupación por crear vínculos también con un animal.

-T.: Algunas historias tienen una tensión que va in crescendo, una cierta morosidad que va creando un clima que se desencadena al final. Quizás el mejor ejemplo es el cuento en el que un personaje tiene una gangrena que va avanzando…

-S.B.: Sí. Tengo esa preocupación y también esa cuestión de la estructura y la de ir generando un clima y meter al lector en un universo del cual no pueda salir. Por eso no me molesta la morosidad para que al llegar al final vos puedas sentir lo que decía Walsh de que para sentir la muerte de un personaje tenés que verlo vivir. Entonces si estás en su mundo podés sufrir y cuestionarte como él lo hace.

“Me interesan los géneros híbridos, que no distinguen entre la ficción y la no ficción”

Para Sonia Budassi, cuya obra se extiende tanto en el territorio del periodismo como en el de la narrativa, “tanto la ficción como la no ficción están atravesadas por las mismas preocupaciones que tienen que ver con el cuidado del lenguaje y las maneras de decir”.

Budassi es autora de los libros de narrativa “Acto de fe”, “Periodismo” y “Los domingos son para dormir”, y de no ficción “Mujeres de Dios”, “Apache. En busca de Carlos Tevez” y “La frontera imposible- Israel Palestina”. Quizás por eso asegura que su literatura comparte herramientas y preocupaciones con su labor periodística.

-T.: ¿Qué le aporta a tu escritura de ficción el hecho de que seas periodista para transitar otro género que es la ficción?

-Sonia Budassi: Creo que tanto la ficción como la no ficción están atravesadas por las mismas preocupaciones que tienen que ver con el cuidado del lenguaje y las maneras de decir. En ese sentido hay una falsa dicotomía entre ambas que señala María Sonia Cristoff. Incluso María Moreno que hizo el prólogo de mi primer libro de no ficción “Mujeres de Dios” me aconsejó que no deslindase la crítica cultural, que es uno de los géneros de la no ficción que habitualmente transito. Me propuso que me animase a mezclar y, noto que me siento cómoda con los géneros híbridos. Algunos de mis cuentos son un poco ensayísticos. Me interesa mucho ese cruce. Además hace muchos años que me dedico al periodismo cultural y eso me permite leer mucho y estar vinculada con lo que se está produciendo.

-T.: Sos docente de periodismo narrativo y de escritura creativa, ¿creés que se puede enseñar a escribir?

-S.B.: Creo que hay cuestiones técnicas que se pueden aprender y, por qué pensar que se puede aprender ingeniería y no escritura. Después cada uno le dará su impronta. Es como en las artes plásticas: se puede aprender a manejar las acuarelas. También se puede darle al alumno herramientas para que sea consciente del uso de la palabra. Ahora, así como saber manejar las acuarelas no te convierte en un buen artista contemporáneo, tener cierto dominio de la retórica del sentido, no te convierte en buena escritora.

-T.: Algunos de tus personajes tienen antepasados rusos, otros han vivido en el Sur de la provincia de Buenos Aires, ¿cuánto hay de autobiográfico en tu literatura?

-S.B.: Yo creo que la literatura es una herramienta de conocimiento y uno va plasmando sus preocupaciones. Yo que vengo del mundo del periodismo tenía muchas preguntas sobre el poder, y sobre las relaciones laborales. En esas preocupaciones está lo autobiográfico. Pero también hay escenarios como esos campos. Yo me crié en el campo trabajando y esos escenarios se me aparecen.

También la cuestión nostálgica que tengo con la cultura rusa. Entonces, en mis textos se van colando esas preocupaciones, aunque no sean meramente referenciales, sino detalles que uno va reinventando.





Fuente: TELAM