Padres migrantes preparan un plan para sus hijos ante el miedo a ser deportados
Publicado: 07 / 10 /2025Por primera vez en 25 años viviendo en Washington, D.C., un padre inmigrante se siente atrapado en su propia casa: el ICE ha establecido retenes en las cercanías.
El miedo se ha instalado en su hogar, afectando incluso su capacidad de trabajar.
“Ni siquiera vamos a trabajar ahora”, revela. La familia, de origen hondureño, ha decidido permanecer en el anonimato por miedo a la deportación. “Nuestro barrio está controlado”, comenta. “Una cosa es escaparse una vez, pero ¿dos veces?”
Su hijo, ciudadano estadounidense de 17 años, es el único que sale de casa para asistir a la escuela, mientras ellos viven atrapados por el temor.
En EE.UU., más de 4 millones de familias tienen un estatus migratorio mixto, algunas personas con ciudadanía y otras sin documentos.
Con las deportaciones masivas llevadas a cabo por la administración Trump, la incertidumbre sobre qué ocurriría con los hijos estadounidenses de inmigrantes indocumentados es una preocupación constante.
Cuando la familia se reunió para hablar con su hijo, él les sorprendió: “No conozco Honduras. Nunca he estado allí”. La familia de su mejor amigo se convirtió en su posible tabla de salvación.
En otra parte de la ciudad, una madre estadounidense preparaba galletas cuando la familia hondureña acudió a ella, pidiendo ayuda en caso de ser deportados.
Ellos preguntaron: “Si nos atrapan, ¿serías tutora de nuestro hijo?” La respuesta fue “sí”. “Es una gran decisión, pero los amamos”, expresó la madre estadounidense.
Ni siquiera los hijos ciudadanos estadounidenses son garantía para evitar las deportaciones de sus padres, lo que ha llevado a un auge en la solicitud de tutelas de emergencia.
Ginger Miranda, presidenta del Colegio de Abogados Hispanos de Florida Central, destaca la importancia de estar preparados: “No hagan acuerdos verbales. Hay que hacer planes concretos”.
A pesar de la resistencia de las familias, el psicólogo Joanna Dreby explica que es crucial hablar y planificar, incluso para los más pequeños. Los niños a menudo saben más de lo que creemos.
El miedo de que los chicos terminen en el sistema de acogida es legítimo. Con papeles en mano, la familia hondureña se siente algo más tranquila.
Unidos por la amistad y la empatía, la familia estadounidense no ha compartido esta decisión con nadie, temen poner en riesgo a sus amigos. “A nadie le contamos”, confiesan.
El padre hondureño, aliviado pero no feliz, comenta: “¿Quién querría esto para su hijo? Nadie”.
Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares, e Yvette Benavides, para NPR y The Texas Newsroom.
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