Rulo Godar o cómo cruzar la música de raíz latinoamericana con el Himalaya
Publicado: 25 / 03 /2022
Como si Atahualpa Yupanqui hubiera nacido en el Himalaya o si la cítara se hubiera creado en los montes de La Rioja, Rulo Godar crea canciones en medio de sus viajes por América Latina y la India, país este último que vio la génesis de su segundo disco “En la luz”, que presenta este sábado en el Festival La Curva del Pajarito de la ciudad bonaerense de Mercedes.
“Básicamente Rulo Godar & Nación Wiphala es música mestiza de un bonaerense nieto de españoles y franceses que encontró en la cosmovisión andina una hermosa forma de experimentar y aprender viajando y haciendo canciones”, plantea Godar a Télam en la previa al show que compartirá con Nonpalidece, Andando Descalzo y Karamelo Santo, entre otros.
“En este disco -explica- abro un poco los horizontes y experimento en carne propia la similitud entre los sonidos y sentires del Himalaya y los Andes. De este cruce nacen varias de las canciones”. Así, en Dharamsala creó “Chay Llay”, que en quechua es un término para decir “Eso es todo”, o también canciones inspiradas en la geografía india, pero con la poesía de Armando Tejada Gómez o Bustriazo Ortiz.
“Todo sin misticismo ni ciencia”, advierte Godar, quien tenía su banda de rock en la Ciudad de Buenos Aires, pero un viaje por América Latina hasta México le hizo virar en su vida musical, adentrándose en los ritmos de raíz locales al punto de abandonar a su grupo porque sentía que ya no podía tocar solo ese estilo musical. Con un grabador a cuestas viaja siempre grabando sonidos, sensaciones, melodías y ritmos que le transmiten el lugar donde se encuentra.
Télam: ¿Fuiste grabando a lo largo del viaje o directamente en el estudio?
Rulo Godar: Lo que queda de los viajes son en general los audios, y la estructura de las canciones grabadas en mi compu como bocetos. El resto se graba todo en estudio. Salvo por ejemplo en el tema “Francescas, Eleneas y Amadeos” que queríamos que el tempo del tema esté marcado por el corazoncito de Amadeo dentro de la panza de su mama, así fue que grabamos las pulsaciones en el consultorio médico para luego meterlo como la percusión principal del tema.
T: Hace años que se viene haciendo fusión de estilos…
RG: Hablar de “fusión” de estilos es referirse a nada hoy en día, todo es fusión, ya no quedan “ritmos puros” y la verdad es que estos ritmos puros son fusiones de otros ritmos, por lo que es un término que quizá refiere al ida y vuelta. No somos apolíticos en el sentido de nos darnos cuenta de ciertos fenómenos culturales que tienen que ver con los modos de producción y con la conquista cultural, además de política y económica, pero pensamos que negarlo es negar ingredientes en nuestra propia alma, en nuestro ser cultural y espiritual.
T: ¿Qué creés que le aporta a tu música el vivir en Mercedes?
RG: Nací en Mercedes y viví acá hasta los 18, luego viví 15 años en Capital Federal, hasta irme de viaje por Latinoamérica y luego a Europa e India. Cada vez que estoy en Argentina vivo en Mercedes y la verdad que, como todas las ciudades del oeste de Buenos Aires, tienen algunas características medio contradictorias: somos bonaerenses, pero no porteños, pero para los entrerrianos o misioneros sí somos porteños. Entonces creo que Mercedes me aporta una especie de pregunta sobre el origen. En cuanto al aporte como entorno, Mercedes es la pampa, es horizonte de cielo asegurado, son atardeceres inmensos, es una luna llena posándose en una avenida llena de jacarandás, es una plaza de enero florecida…
T: ¿Qué elementos de India se pueden reconocer en “En la Luz”?
RG: Este segundo disco de estudio es una serie de discos que serían siete en total, en donde cada disco representa un color de la bandera wiphala y cada color de por sí, tiene un sentido en la bandera. Por ende sería el sentido que le daremos al disco. Ya hicimos un disco para el Blanco (“Desaparecer”) y ahora nos toco el Verde “En la luz”. Cortito, el verde representa a la allpamama (naturaleza). Hay temas como “Vidaguita” que hablan de la importancia del agua, otros como “Mujer albahaca” que básicamente habla de una señora que alimenta a sus hijos, “Chay Llay” que habla de la naturaleza diciendo “somos las hojas que en otoño caen al río” y así. La búsqueda cultural andina y oriental coinciden en tantos puntos que fue muy importante para mi poder llegar a India; cuando con mucho esfuerzo lo pude lograr, fue increíble ver que casi no hay diferencias, hay similitudes tan profundas en su música, en sus dioses, en sus creencias que solo confirmé lo que fui a buscar. Por eso creo que en el disco están todas esas voces jugando y hablando.