Russo no repite el equipo, no consigue victorias y su confianza en Boca se agota: ¿qué decisiones tomará en Mendoza?
Publicado: 13 / 08 /2025Boca Juniors intenta salir del abismo en el que se encuentra sumido, pero los respiros son efímeros. Mientras la Bombonera ya lidiaba con un simulacro de incendio, un cabezazo de Milton Giménez trajo un resquicio de esperanza y marcó el 1 a 1, una oportunidad fugaz para apagar las llamas que consumen el club. Este empate extiende la angustiante racha de 12 partidos sin victorias. En este contexto, Miguel Russo, el técnico, afronta la presión de decidir si este domingo ante Independiente Rivadavia en Mendoza mantiene su arriesgado esquema ofensivo o si se adapta a una táctica más conservadora. Cada elección, en este punto crítico, podría costarle el cargo.
El partido contra Racing evidenció las falencias de un equipo que aún no halla su identidad. En el primer tiempo, Boca navegó entre el caos y la desorganización, con demasiados hombres en ataque y un mediocampo desprotegido. El desenlace llegó con cambios estratégicos: la inclusión de Alarcón por Velasco modificó ligeramente el panorama. No obstante, el funcionamiento colectivo sigue siendo un enigma, y fue solo en el cierre del encuentro que se logró la igualdad.
El gol de Giménez, aunque necesario, representó un mero momento de desahogo temporal. La imagen de Juan Román Riquelme, presidente del club, desbordando alegría, completó la atmósfera de tensión que se cernía en el aire; la derrota ante Racing significaría el final del ciclo de Russo. En redes, circularon rumores de renuncia, pero el lunes regresó a entrenar, mostrando que aún quería pelear su continuidad. Sin embargo, su silencio post-partido solo añadió más interrogantes sobre su visión y estrategia.
Uno de los aspectos más preocupantes es la inestabilidad en las alineaciones. En su ciclo, cada uno de los partidos ha presentado una formación distinta, reflejando la incapacidad de Russo para encontrar una base sólida. La defensa, con ocho combinaciones diferentes, es un claro ejemplo de esta problemática. En el flanco derecho, Barinaga y Advíncula han alternado; la zaga ha sido un vaivén de nombres, desde Costa hasta Battaglia. Por otro lado, las únicas líneas que han mostrado un atisbo de consistencia son el arco y el ataque, donde Marchesín ha sido la única certeza.
Estamos ante un equipo que no compite en torneos internacionales y que ya ha sido eliminado de la Copa Argentina. Las circunstancias apuntan a que las rotaciones no deberían ser necesarias. La situación en la tabla es alarmante: en el fondo de su zona, con tres empates y una derrota, fuera de la Libertadores y atrapado en una espiral de incertidumbres. La única salida parece ser la victoria en el Clausura, pero el futuro de Boca ahora pende de un hilo.
Así, se avecinan encuentros cruciales contra Independiente Rivadavia, Banfield y Aldosivi. Aunque los retos más severos parecieron haber quedado atrás, el camino hacia la estabilidad aún se percibe lleno de baches. Russo, satisfecho con el cambio de actitud del grupo, no puede ignorar que varios jugadores no han estado a la altura; ni la recuperación de Ayrton Costa parece quitarle el peso de la incertidumbre. La presión se intensifica; la afición clama por respuestas.
Tras el día libre, el plantel regresó a los entrenamientos en Ezeiza, con la mente ya centrada en el próximo partido. Boca se encuentra en una encrucijada, donde cada decisión del técnico podría ser el último suspiro o la salvación del club. Si bien cuenta con el respaldo de Riquelme, la continuidad de Russo es un delicado equilibrio entre el juego, los resultados y la paciencia que se va agotando con cada empate.
