Una breve historia de la educación popular de jóvenes y adultos/as

Publicado: 27 / 11 /2023


Telam SE

El 27 de noviembre se conmemora el Día de la Educación de Jóvenes y Adultos/as (EDJA). En esta fecha de 1973, durante la tercera presidencia peronista, fue creada la Dirección de Educación de Adultos (Decreto 4626/73). Constituyó una política educativa pública y popular que permitió otorgarle autonomía, ya que hasta esa fecha dependía de las escuelas primarias.

Desde los años ’50 hasta los ’70 se van a profundizar los debates y la pugna de concepciones sobre la formación de jóvenes y adultos. Luego del derrocamiento del peronismo (1955) la gestión estatal estuvo signada por políticas desarrollistas-empresariales, promovidas por organismos internacionales para Latinoamérica (OEA, FMI, Banco Mundial). Esta concepción coincidió, en los años 60 y 70, con el proceso de proscripción de las mayorías populares y la irrupción de gobiernos militares. Desde otro posicionamiento, y como resistencia a las dictaduras de la etapa, crecía en clave emancipatoria, la educación popular freiriana de jóvenes y adultos.

A partir de 1973, y luego del retorno democrático en Argentina, se asumió una perspectiva popular para la educación de jóvenes y adultos, enfatizando una formación solidaria y comprometida de docentes y estudiantes. En este contexto nace la Dirección de Adultos, siendo numerosos los logros en este campo, como la actualización de los Centros de educación del nivel secundario (Cens) conveniados con sindicatos y la Campaña de alfabetización (Crear). A los pocos años, la dictadura cívico-militar (1976-83), intervino la Dirección a través de desapariciones forzadas, cesantías de docentes, y persecuciones a estudiantes y educadores populares.

Luego del retorno democrático (1983) y durante la década de los ’90, la reforma educativa de inspiración neoliberal trajo como consecuencia el deterioro institucional y la pérdida de identidad, “escolarizando la educación de jóvenes y adultos secundaria” (Finnegan, 2016). Este proceso tuvo una fuerte resistencia por parte de los docentes y sus gremios (CTERA).

Ya el marco de la crisis del 2001, la retracción del Estado y deterioro de la EDJA generó la reacción de numerosos movimientos sociales. Empresas recuperadas, organizaciones sociales y equipos de educadores de universidades públicas, asumieron la creación de “Bachilleratos populares para jóvenes y adultos”, con la finalidad de que la población “expulsada de las escuelas” retomara sus estudios desde la perspectiva de la educación popular, señalando como objetivo “la formación de sujetos críticos y comprometidos con la realidad de sus comunidades” (Moñino, 2020).

Fue durante este período que se sancionó la Ley Nacional de Educación (26.206/06). En sus consideraciones destacaba la “educación permanente de jóvenes y adultos como responsabilidad del sistema educativo”, y enfatizaba que ésta debía asumir un criterio de “formación integral”. En esta dirección hacia el 2008/10 se implementó un “Plan Nacional de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios” (Fines), que también contó con la articulación de numerosas organizaciones territoriales, especialmente del conurbano bonaerense.

Hoy, a 50 años de la creación de la Dirección de Adultos, los Cens conveniados, los Bachilleratos Populares y el Fines, organizados en momentos y con alcances diferentes, constituyen parte de un amplio y heterogéneo abanico de propuestas de formación. Entre desafíos, conquistas y tareas pendientes se destacan, mayoritariamente, las metas de la educación pública y popular, basadas en “históricas tradiciones cooperativas y solidarias de la EDJA de cuño freiriano” que aspiran lograr una formación integral para el trabajo y la educación superior (Ampudia, 2015). Sin duda que es mucho lo que aún queda por hacer, y así lo debaten, construyen y lo hacen saber sus protagonistas de manera cotidiana y permanente.

Para terminar, un recuerdo histórico: Paulo Freire en 1989 fue Secretario de Educación de San Pablo, desde su gestión cuestionó el modelo neoliberal de instrucción de la escuela empresarial y meritocrática. Por eso invitaba a construir una escuela pública y popular: “que sea tanto un lugar de elaboración y construcción del conocimiento, como también de organización política-formativa de las clases populares, basadas en la solidaridad de clase y que incentive la participación del pueblo en la creación del saber… y sea instrumento de lucha y participación…”(Freire, Documentos SP, 1989)

* Roberto Elisalde es profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), Dr. en Historia (UNLP), posdoc en Educación e integrante de la Red de Investigadores y Organizaciones Sociales de América Latina (RIOSAL-CLACSO).

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